"La filosofí­a no es el arte de consolar a los tontos; su única meta es enseñar la búsqueda de la verdad y destruir los prejuicios"; Marqués de Sade.

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sábado, abril 29

Ciencia y fe: el origen del universo



Por Mariano Artigas

La teoría del Big Bang, la Gran Explosión que habría originado nuestro mundo, pertenece a la cultura general de nuestra época. Originalmente fue formulada por el belga Georges Lemaître, físico y sacerdote católico. Con ocasión del centenario de su nacimiento se ha editado un libro que ilustra la vida y obra de Lemaître1.
Todo el mundo sabe algo de Galileo, Newton o Einstein, por citar tres nombres especialmente ilustres de la física. Pero pocos han oído hablar de Georges Lemaître, el padre de las teorías actuales sobre el origen del universo.

Una trayectoria singular
Lemaître nació en Charleroi (Bélgica) el 17 de julio de 1894, y murió el 20 de junio de 1966. No fue un sacerdote que se dedicó a la ciencia ni un científico que se hizo sacerdote: fue, desde el principio, las dos cosas. Desde muy joven descubrió su doble vocación, y lo comentó con su familia. Su padre le aconsejó estudiar primero Ingeniería, y así lo hizo, aunque su trayectoria se complicó porque se pasó a la física y además porque, en mitad de sus estudios, estalló la primera guerra mundial.
En 1911 fue admitido en la Escuela de Ingenieros. En verano de 1914 pensaba pasar sus vacaciones yendo al Tirol en bicicleta con un amigo, pero tuvo que cambiar las vacaciones por la guerra en la que se vio envuelto su país hasta 1918. Después volvió a la Universidad de Lovaina y cambió su orientación: se dedicó a las matemáticas y a la física. Como seguía con su idea de ser sacerdote, tras obtener el doctorado en física y matemáticas ingresó en el Seminario de Malinas y fue ordenado sacerdote por el Cardenal Mercier, el 22 de septiembre de 1923. Ese mismo año le fueron concedidas dos becas de investigación, una del gobierno belga y otra de una Fundación norteamericana, y fue admitido en la Universidad de Cambridge (Inglaterra) como investigador de astronomía.
El observatorio astronómico de Cambridge estaba entonces dirigido por Sir Arthur Eddington, uno de los astrofísicos más importantes del siglo XX. Eran unos años muy importantes para la física. Einstein había formulado la relatividad especial en 1905, y en 1915 la relatividad general, que por vez primera permitía estudiar científicamente el universo en su conjunto. Lemaître siguió las enseñanzas de Eddington y también las de Rutherford, padre de la física nuclear. En junio de 1924 volvió a Bruselas, pero ese mismo año volvió a viajar por motivos científicos, esta vez a Canadá y Estados Unidos. En América, además de encontrar a Eddington, tuvo la oportunidad de conocer directamente a algunos físicos que, en aquellos momentos, estaban realizando trabajos pioneros en las observaciones astronómicas, y pasó el curso 1924-1925 trabajando en Harvard con uno de ellos, Harlow Shapley.
Desde octubre de 1925, Lemaître fue profesor de la Universidad de Lovaina. Abierto y simpático, tenía grandes dotes para la investigación y era un profesor nada convencional. Ejerció una gran influencia en muchos alumnos y promovió la investigación en la Universidad. Además, en 1930 se hizo famoso en la comunidad científica mundial y sus viajes, especialmente a los Estados Unidos, fueron ya una constante durante muchos años.
Lemaître se hizo famoso por dos trabajos que están muy relacionados y se refieren al universo en su conjunto: la expansión del universo, y su origen a partir de un «átomo primitivo».

La expansión del universo
Las ecuaciones de la relatividad general, formuladas por Einstein en 1915, permitían estudiar el universo en su conjunto. El mismo Einstein lo hizo, pero se encontró con un universo que no le gustaba: era un universo que cambiaba con el tiempo, y Einstein, por motivos no científicos, prefería un universo inalterable en su conjunto. Para conseguirlo, realizó una maniobra que, al menos en la ciencia, suele ser mala: introdujo en sus ecuaciones un término cuya única función era mantener al universo estable, de acuerdo con sus preferencias personales. Se trataba de una magnitud a la que denominó «constante cosmológica». Años más tarde, dijo que había sido el peor error de su vida.
Otros físicos también habían desarrollado los estudios del universo tomando como base la relatividad general. Fueron especialmente importantes los trabajos del holandés Willem de Sitter en 1917, y del ruso George Friedman en 1922 y 1924. Friedman formuló la hipótesis de un universo en expansión, pero sus trabajos tuvieron escasa repercusión en aquellos momentos.
Lemaître trabajó en esa línea hasta que consiguió una explicación teórica del universo en expansión, y la publicó en un artículo de 1927. Pero, aunque ese artículo era correcto y estaba de acuerdo con los datos obtenidos por los astrofísicos de vanguardia en aquellos años, no tuvo por el momento ningún impacto especial, a pesar de que Lemaître fue a hablar de ese tema, personalmente, con Einstein en 1927 y con de Sitter en 1928: ninguno de los dos le hizo caso.
Para que a uno le hagan caso, suele ser importante tener un buen intercesor. El gran intercesor de Lemaître fue Eddington, quien le conocía por haberle tenido como discípulo en Cambridge el curso 1923-1924. El 10 de enero de 1930 tuvo lugar en Londres una reunión de la Real Sociedad Astronómica. Leyendo el informe que se publicó sobre esa reunión, Lemaître advirtió que tanto de Sitter como Eddington estaban insatisfechos con el universo estático de Einstein y buscaban otra solución. ¡Una solución que él ya había publicado en 1927! Escribió a Eddington recordándole ese trabajo de 1927. A Eddington, como a Einstein y por motivos semejantes, tampoco le hacía gracia un universo en expansión; pero esta vez se rindió ante los argumentos y se dispuso a reparar el desaguisado. El 10 de mayo de 1930 dió una conferencia ante la Sociedad Real sobre ese problema, y en ella informó sobre el trabajo de Lemaître: se refirió a la «contribución decididamente original avanzada por la brillante solución de Lemaître», diciendo que «da una respuesta asombrosamente completa a los diversos problemas que plantean las cosmogonías de Einstein y de de Sitter». El 19 de mayo, de Sitter reconoció también el valor del trabajo de Lemaître que fue publicado, traducido al inglés, por la Real Sociedad Astronómica. Lemaître se hizo famoso.
La fama de Lemaître se consolidó en 1932. Muchos astrónomos y periodistas estaban presentes en Cambridge (Estados Unidos), en la conferencia que Eddington pronunció el día 7 de septiembre en olor de multitud, y en esa conferencia Eddington se refirió a la hipótesis de Lemaître como una idea fundamental para comprender el universo (Lemaître estaba presente en la conferencia). El día 9, en el Observatorio de Harvard, se pidió a Eddington y Lemaître que explicasen su teoría.

El átomo primitivo
Si el universo está en expansión, resulta lógico pensar que, en el pasado, ocupaba un espacio cada vez más pequeño, hasta que, en algún momento original, todo el universo se encontraría concentrado en una especie de «átomo primitivo». Esto es lo que casi todos los científicos afirman hoy día, pero nadie había elaborado científicamente esa idea antes de que Lemaître lo hiciera, en un artículo publicado en la prestigiosa revista inglesa «Nature» el 9 de mayo de 1931.
El artículo era corto, y se titulaba «El comienzo del mundo desde el punto de vista de la teoría cuántica». Lemaître publicó otros artículos sobre el mismo tema en los años sucesivos, y llegó a publicar un libro titulado «La hipótesis del átomo primitivo».
En la actualidad estamos acostumbrados a estos temas, pero la situación era muy diferente en 1931. De hecho, la idea de Lemaître tropezó no sólo con críticas, sino con una abierta hostilidad por parte de científicos que reaccionaron a veces de modo violento. Especialmente, Einstein encontraba esa hipótesis demasiado audaz e incluso tendenciosa.
Llegamos así a una situación que se podría calificar como «síndrome Galileo». Este síndrome tiene diferentes manifestaciones, según los casos, pero responde a un mismo estado de ánimo: el temor de que la religión pueda interferir con la autonomía de las ciencias. Sin duda, una interferencia de ese tipo es indeseable; pero el síndrome Galileo se produce cuando no existe realmente una interferencia y, sin embargo, se piensa que existe.
En nuestro caso, se dio el síndrome Galileo: varios científicos (entre ellos Einstein) veían con desconfianza la propuesta de Lemaître, que era una hipótesis científica seria, porque, según su opinión, podría favorecer a las ideas religiosas acerca de la creación. Pero antes de analizar más de cerca las manifestaciones del «síndrome Galileo» en este caso, vale la pena registrar cómo se desarrollaron las relaciones entre Lemaître y Einstein.

Einstein y Lemaître
El artículo de Lemaître de 1927, sobre la expansión del universo, no encontró mucho eco. Desde luego, Lemaître no era un hombre que se quedase con los brazos cruzados. Convencido de la importancia de su trabajo, fue a explicárselo al mismísimo Einstein.
El primer encuentro fue, más bien, un encontronazo. Del 24 al 29 de octubre de 1927 tuvo lugar, en Bruselas, el famoso quinto congreso Solvay, donde los grandes genios de la física discutieron la nueva física cuántica. Lemaître buscó hablar con Einstein sobre su artículo, y lo consiguió. Pero Einstein le dijo: «He leído su artículo. Sus cálculos son correctos, pero su física es abominable». Lemaître, convencido de que Einstein se equivocaba esta vez, buscó prolongar la conversación, y también lo consiguió. El profesor Piccard, que acompañaba a Einstein para mostrarle su laboratorio en la Universidad, invitó a Lemaître a subir al taxi con ellos. Una vez en el coche, Lemaître aludió a la velocidad de las nebulosas, tema que en aquellos momentos era objeto de importantes resultados que Lemaître conocía muy bien y que se encuentra muy relacionado con la expansión del universo. Pero la situación se volvió bastante embarazosa, porque Einstein no parecía estar al corriente de esos resultados. Piccard decidió huir hacia adelante: para salvar la situación, ¡comenzó a hablar con Einstein en alemán, idioma que Lemaître no entendía!
Las relaciones de Lemaître con Einstein mejoraron más tarde. La primera aproximación vino a través de los reyes de Bélgica, que se interesaron por los trabajos de Lemaître y le invitaron a la corte. Einstein pasaba cada año por Bélgica para visitar a Lorentz y a de Sitter, y en 1929 encontró una invitación de la reina Elisabeth, alemana como Einstein, en la que le pedía que fuera a verla llevando su violón (tocar el violón era una afición común a la reina y a Einstein): esa invitación fue seguida por muchas otras, de modo que Einstein llegó a ser amigo de los reyes. En una conversación, el rey preguntó a Einstein sobre la famosa teoría acerca de la expansión del universo, e inevitablemente se habló de Lemaître; notando que Einstein se sentía incómodo, la reina le invitó a improvisar, con ella, un dúo de violón. Ya llovía sobre mojado.
Otra aproximación se produjo en 1930, en una ceremonia en Cambridge, donde Einstein encontró a Eddington. De nuevo salió en la conversación la teoría del sacerdote belga, y Eddington la defendió con entusiasmo.
Einstein tuvo varios años para reflexionar antes de encontrarse de nuevo personalmente con Lemaître, en los Estados Unidos. Lemaître había sido invitado por el famoso físico Robert Millikan, director del Instituto de Tecnología de California. Entre sus conferencias y seminarios, el 11 de enero de 1933 dirigió un seminario sobre los rayos cósmicos, y Einstein se encontraba entre los asistentes. Esta vez, Einstein se mostró muy afable y felicitó a Lemaître por la calidad de su exposición. Después, ambos se fueron a discutir sus puntos de vista. Einstein ya admitió entonces que el universo está en expansión; sin embargo, no le convencía la teoría del átomo primitivo, que le recordaba demasiado la creación. Einstein dudó de la buena fe de Lemaître en ese tema, y Lemaître, por el momento, no insistió.
En mayo de 1933, Einstein dirigió algunos seminarios en la Universidad Libre de Bruselas. Al enterarse de que Hitler había sido nombrado Canciller de la República Alemana, fue a la Embajada alemana en Bruselas para renunciar a la nacionalidad alemana y dimitir de sus puestos en la Academia de Ciencias y en la Universidad de Berlín. Einstein permaneció varios meses en Bélgica, preparando su porvenir de exiliado. En esas circunstancias, Lemaître fue a verle y le organizó varios seminarios. En uno de ellos, Einstein anunció que la conferencia siguiente la daría Lemaître, añadiendo que tenía cosas interesantes que contarles. El pobre Lemaître, cogido esta vez por sorpresa, pasó un fin de semana preparando su conferencia, y la dió el 17 de mayo. Einstein le interrumpió varias veces en la conferencia manifestando su entusiasmo, y afirmó entonces que Lemaître era la persona que mejor había comprendido sus teorías de la relatividad.
De enero a junio de 1935, Lemaître estuvo en los Estados Unidos como profesor invitado por el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. En Princeton encontró por última vez a Einstein.

Ciencia y religión
Volvamos al síndrome Galileo. A Einstein le costó aceptar la expansión del universo, aunque finalmente tuvo que rendirse ante ella, porque sus ideas religiosas se situaban en una línea que de algún modo podría calificarse, con los debidos matices, como panteísta. Por tanto, al otorgar de algún modo un carácter divino al universo, le costaba admitir que el universo en su conjunto va cambiando con el tiempo. Los mismos motivos le llevaron a rechazar la teoría del átomo primitivo. Un universo que tiene una historia y que comienza en un estado muy singular le recordaba demasiado la idea de creación.
Einstein no era el único científico que sufría los efectos del síndrome Galileo. El simple hecho de ver a un sacerdote católico metiéndose en cuestiones científicas parecía sugerir una intromisión de los eclesiásticos en un terreno ajeno. Y si ese sacerdote proponía, además, que el universo tenía un origen histórico, la presunta intromisión parecía confirmarse: se trataría de un sacerdote que quería meter en la ciencia la creación divina. Pero los trabajos científicos de Lemaître eran serios, y finalmente todos los científicos, Einstein incluido, lo reconocieron y le otorgaron todo tipo de honores.
Lamaître jamás intentó explotar la ciencia en beneficio de la religión. Estaba convencido de que ciencia y religión son dos caminos diferentes y complementarios que convergen en la verdad. Al cabo de los años, declaraba en una entrevista concedida al New York Times: «Yo me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión».
Un hecho resulta especialmente significativo en este contexto. El 22 de noviembre de 1951, el Papa Pío XII pronunció una famosa alocución ante la Academia Pontificia de Ciencias. Algún pasaje parece sugerir que la ciencia, y en particular los nuevos conocimientos sobre el origen del universo, prueban la existencia de la creación divina. Lemaître, que en 1960 fue nombrado Presidente de la Academia Pontificia de Ciencias, pensó que era conveniente clarificar la situación para evitar equívocos, y habló con el jesuita Daniel O'Connell, director del Observatorio Vaticano, y con los Monseñores dell'Acqua y Tisserand, acerca del próximo discurso del Papa sobre cuestiones científicas. El 7 de septiembre de 1952, Pío XII dirigió un discurso a la asamblea general de la Unión astronómica internacional y, aludiendo a los conocimientos científicos mencionados en el discurso precedente, evitó extraer las consecuencias que podían prestarse a equívocos.
Lemaître dejó clara constancia de sus ideas sobre las relaciones entre ciencia y fe. Uno de sus textos resulta especialmente esclarecedor: «El científico cristiano debe dominar y aplicar con sagacidad la técnica especial adecuada a su problema. Tiene los mismos medios que su colega no creyente. También tiene la misma libertad de espíritu, al menos si la idea que se hace de las verdades religiosas está a la altura de su formación científica. Sabe que todo ha sido hecho por Dios, pero sabe también que Dios no sustituye a sus creaturas. La actividad divina omnipresente se encuentra por doquier esencialmente oculta. Nunca se podrá reducir el Ser supremo a una hipótesis científica. La revelación divina no nos ha enseñado lo que éramos capaces de descubrir por nosotros mismos, al menos cuando esas verdades naturales no son indispensables para comprender la verdad sobrenatural. Por tanto, el científico cristiano va hacia adelante libremente, con la seguridad de que su investigación no puede entrar en conflicto con su fe. Incluso quizá tiene una cierta ventaja sobre su colega no creyente; en efecto, ambos se esfuerzan por descifrar la múltiple complejidad de la naturaleza en la que se encuentran sobrepuestas y confundidas las diversas etapas de la larga evolución del mundo, pero el creyente tiene la ventaja de saber que el enigma tiene solución, que la escritura subyacente es al fin y al cabo la obra de un Ser inteligente, y que por tanto el problema que plantea la naturaleza puede ser resuelto y su dificultad está sin duda proporcionada a la capacidad presente y futura de la humanidad. Probablemente esto no le proporcionará nuevos recursos para su investigación, pero contribuirá a fomentar en él ese sano optimismo sin el cual no se puede mantener durante largo tiempo un esfuerzo sostenido. En cierto sentido, el científico prescinde de su fe en su trabajo, no porque esa fe pudiera entorpecer su investigación, sino porque no se relaciona directamente con su actividad científica». Estas palabras, pronunciadas el 10 de septiembre de 1936 en un Congreso celebrado en Malinas, sintetizan nítidamente la compatibilidad entre la ciencia y la fe, en un mutuo respeto que evita indebidas interferencias, y a la vez muestran el estímulo que la fe proporciona al científico cristiano para avanzar en su arduo trabajo.

(1) Valérie de Rath, Georges Lemaître, le Père du big bang. Éditions Labor, Bruselas 1994. 159

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Desmond Morris: La mujer desnuda


'La mujer desnuda'. Planeta. El autor (nacido en Wiltshire, Inglaterra, en 1928), zoólogo de profesión, publicó en 1967 'El mono desnudo', del que ha vendido 10 millones de ejemplares. Ahora 'desnuda' a la mujer mediante un recorrido histórico, biológico y antropólogico. También realiza una comparación entre el evolucionado cuerpo femenino y las involuciones culturales que ha soportado en las distintas sociedades humanas.

Este libro va a llevar al lector a una visita guiada por el cuerpo femenino en la que se explican sus muchos rasgos insólitos. No es un texto médico, ni un ensayo psicológico, sino un retrato zoológico, celebrando a las mujeres como aparecen en el mundo real, en su entorno natural.
La hembra humana ha sufrido cambios espectaculares en el transcurso de su evolución, muchos más que el macho. Ha abandonado muchas de las características femeninas de otros primates, y, en forma de mujer moderna, ha llegado a convertirse en un ser único de una clase extraordinaria.
Todas las mujeres tienen un cuerpo hermoso, ya que es el brillante colofón a millones de años de evolución. Un cuerpo repleto de asombrosos ajustes y sutiles refinamientos que le convierten en el organismo más extraordinario del planeta. A pesar de esto, en diferentes épocas y lugares, las sociedades humanas han intentado corregir la naturaleza modificando y embelleciendo el cuerpo femenino de mil maneras diferentes. Algunas de estas elaboraciones han sido gratas, otras dolorosas, pero todas han buscado hacer a la hembra humana más hermosa de lo que ya es...

CABELLO Y FRENTE
(...) Ninguna otra parte del cuerpo femenino ha estado sujeta a una gama tan increíble de variaciones culturales. Antes de examinarlas más detalladamente, merece la pena mirar más de cerca los cabellos individuales en sí mismos. Hay alrededor de 100.000 en cada cabeza humana. Las rubias tienen el cabello más fino y lo compensan teniendo una cantidad ligeramente superior a la media, habitualmente alrededor de 140.000. Las morenas tienen unos 108.000 cabellos, mientras que las pelirrojas, cuyo cabello es más grueso, poseen sólo 90.000. (...)
La posesión de una zona nueva, exclusivamente humana, de piel por encima de los ojos, proporcionó a nuestros antepasados una parte adicional de señalización visual. Esto es posible por el hecho de que la piel de la frente, aunque tirante sobre la parte delantera del cráneo, no está completamente inmóvil. Es capaz de un ligero movimiento, pequeño pero claramente visible. Este movimiento es fácil de detectar porque, al desplazarse, la piel crea unos dibujos de arrugas visibles. Y también, y aún más importante, porque la cara humana ha conservado dos pequeñas líneas de pelo en su por otro lado tersa frente. Estos pelos, que reciben el nombre científico de arcos superciliares, pero a los que se llama habitualmente cejas, actúan como indicadores que ayudan a hacer los movimientos de piel más llamativos, incluso a distancia.

OREJAS, OJOS Y NARIZ
Las orejas femeninas nunca han sido bien tratadas. Han sido ignoradas o mutiladas. (...) Y cuando han emergido de su escondite, sólo han sido consideradas adecuadas para perforarlas y actuar como soportes de joyería. (...) Pero observaciones recientes del comportamiento sexual han revelado que, durante la excitación intensa, los lóbulos de las orejas se hinchan y se llenan de sangre. Esto los hace extraordinariamente sensibles al tacto. Acariciar, chupar y besar los lóbulos durante las relaciones sexuales actúa como un poderoso estímulo erótico para muchas mujeres...
Durante muchos siglos, los ojos femeninos han sido el centro de una gran atención. Se sabe que el maquillaje se utiliza desde hace unos 6.000 años. (...)
Incluso en países donde los dogmas religiosos exigen la sumisión de la mujer hasta el extremo de que deben cubrir sus caras en público, las mujeres llevan (¡si los perseguidores religiosos masculinos pudieran verlo!) un primoroso maquillaje al que se dedica más atención que nunca, aunque sólo se pueda disfrutar de él en privado. Como dice una autora iraní, los líderes de la república islámica pueden obligar a las mujeres a parecer poco atractivas, pero "irónicamente, la industria cosmética iraní está disparándose".
(...) La nariz femenina tiene una sensibilidad extraordinaria hacia los olores masculinos. Investigaciones llevadas a cabo en la década de 1970 identificaron más de 200 compuestos químicos diferentes presentes en los fluidos corporales, tales como el sudor, la saliva, la grasa de la piel y las secreciones genitales. Asombrosamente se descubrió que las mujeres que disfrutan de encuentros sexuales frecuentes y regulares, durante los cuales, inevitablemente, un aroma compuesto de fragancias masculinas flota en sus cavidades nasales, tienen una fisiología mucho más equilibrada. Experimentan ciclos menstruales más regulares y tienen menos problemas de fertilidad, tal es el poder de la nariz. (...)

MEJILLAS, LABIOS Y BOCA
(...) Es también la zona más propicia para mostrar las verdaderas emociones de sus propietarias, ya que es ahí donde los cambios emocionales de color se exhiben de forma más llamativa. El rubor de vergüenza o de turbación sexual comienza en el mismo centro de las mejillas -en dos pequeños puntos que cambian de color hasta llegar a un rojo profundo- para seguir luego por el resto de la superficie de la piel de las mejillas.
(...) ¿Por qué los humanos tienen los labios vueltos hacia fuera? Una vez más, la respuesta está relacionada con nuestra evolución como adultos infantilizados. A medida que nuestra anatomía y nuestro comportamiento adultos se fueron haciendo más infantiles, conservamos cada vez más rasgos pueriles y nuestros labios visibles y carnosos son parte de esta tendencia. Y como la hembra humana está ligeramente más avanzada anatómicamente -es decir, más juvenil- que el varón en este aspecto, se desprende que sus labios son, por lo regular, más llamativos y protuberantes. Por consiguiente, se han convertido en el centro de una gran atención.
(...) En el interior de los labios, la boca contiene un rasgo esencial: la lengua. Sin lengua, las mujeres no podrían charlar y se las privaría de una de sus cualidades supremas: la capacidad de comunicar verbalmente mejor que ningún otro animal en el mundo y mejor incluso que el macho humano. Estudios del cerebro mediante escáner han confirmado lo que muchos sospechaban, a saber, que las mujeres, por naturaleza, hablan con más fluidez que los hombres. Ésta es una afirmación evolutiva, no cultural (...).

CUELLO
En Occidente, los hombres suelen considerar el cuello femenino simplemente como algo que sostiene una cabeza de mujer... Realmente no se le contempla como una zona erótica fundamental.
La situación es muy diferente en Japón, donde la exposición de la parte trasera del cuello femenino está considerada como una de las más seductoras acciones sexuales posibles -el equivalente a la exposición de los pechos en Occidente-.

HOMBROS, BRAZOS Y MANOS
(...) Las esquinas curvadas de los hombros femeninos descubiertos muestran unas porciones de carne casi hemisféricas, poéticamente descritas por un autor como "dos orbes redondeados, una perla erótica a cada lado", que inevitablemente se asocian al indicador sexual femenino primigenio: la forma hemisférica de las nalgas.
Los brazos son la parte menos erótica del cuerpo femenino. Si un hombre desea tocar un cuerpo de mujer de una forma no sexual -para atraer su atención, por ejemplo, o conducirla en una dirección en concreto- la forma más segura de tomar contacto con ella es su brazo. Cualquier otro lugar sería demasiado íntimo...
Las manos femeninas son superiores a las manos masculinas en un aspecto importante: son más flexibles. Son más pequeñas que las fuertes garras de los varones adultos y carecen de la inmensa fuerza para agarrar que tiene la mano del hombre, pero poseen a cambio mucha mayor finura cuando se trata del manejo delicado de los objetos pequeños. (...)

PECHOS
Los pechos femeninos han recibido más atención erótica por parte de los varones que ninguna otra parte del cuerpo. Enfocar una atención extrema sobre los genitales sería excesivo y hacerlo sobre otras partes de la atonomía es insuficiente. Los pechos son, en cambio, el perfecto término medio: una zona tabú, pero no demasiado escandalosa. (...)
Los pechos de la hembra humana tienen dos funciones biológicas, una maternal y otra sexual. En su aspecto maternal actúan como gigantescas glándulas sudoríparas que producen el sudor modificado que llamamos leche. (...)
La conclusión inevitable es que la forma hemisférica de los pechos no es un desarrollo maternal. En cambio tiene que ver con la señalización sexual. Esto significa que las sugerencias de que el interés del hombre en los pechos del hombre es infantil o regresivo son infundadas. La respuesta masculina a los pechos prominentes de una virgen o una hembra no lactante es una reacción a un indicador sexual primitivo de la especie humana.

CINTURA, CADERAS Y VIENTRE
Una de las señales clave de género para identificar a la hembra humana adulta es la forma de reloj de arena de su torso. Esta silueta está definida por un rasgo especial del cuerpo femenino: su esbelta cintura. Esta estrechez de la cintura se debe en parte a los rasgos amplios por encima y por debajo de ella: por encima, los pechos prominentes, y por debajo, las amplias y fecundas caderas (...) constituyen uno de los principales indicadores de la silueta femenina.
El vientre femenino siempre ha sido una zona tabú, no porque sea en sí mismo extraordinariamente erótico, sino por estar tan íntimamente relacionado con la región sexual primordial situada justo debajo de él. La ropa que lo deja al descubierto atrae la mirada hacia abajo, a la región genital... en los últimos años (desde 1998 para ser exacto) ha surgido una nueva moda que lo deja al descubierto al llevar los vaqueros de tiro bajo combinados con prendas superiores inusitadamente cortas. Esto ha sacado al vientre femenino de su escondrijo y lo ha convertido en un nuevo foco de atención masculina...

ESPALDA
(...) De vez en cuando, la espalda femenina ha aparecido con fuerza en el mundo de la imaginería erótica. Como hemos mencionado al examinar la nuca, los japoneses son particularmente aficionados a esta región, a la que atribuyen gran atractivo sexual. El quimono se recorta desde la parte de atrás del cuello hasta un punto exacto, según el estatus de la usuaria. Si es una mujer casada, la atractiva línea de su columna vertebral apenas se sugiere, pero si es una geisha, el quimono se mantiene bastante separado a la parte de atrás del cuello. Cuando se arrodilla frente a su compañero masculino, él puede vislumbrar su espalda en toda su longitud, tentadoramente puesta al descubierto por la rigidez del vestido...

VELLO PÚBICO
(...) Una de las primeras preguntas que probablemente hacen las chicas púbicas acerca de su vello púbico es "¿por qué lo tengo?, ¿para qué sirve?". Hay tres respuestas:
Primera y principal, la exhibición de vello púbico es una señal visual. En las épocas primitivas, de desnudez, habría actuado como un indicador de que una chica era ya sexualmente adulta. Su aparición completa a los 15 años coincide con el comienzo de la ovulación y la capacidad biológica de procrear. Para un macho prehistórico, la ausencia de vello púbico en las chicas más jóvenes sería también una señal importante que le revelaba que eran demasiado jóvenes para procrear. La presencia de vello púbico visible serviría para desencadenar su respuesta sexual, mientras que su ausencia la inhibiría. (Es de esta inhibición de la que de una forma tan curiosa y tan antinatural carecen los pedófilos).
Una segunda función del vello púbico es actuar como trampa de olor. (...) Una tercera función del vello púbico es que supuestamente actúa como un amortiguador entre las superficies de piel del varón y de la hembra adultos durante el vigoroso contacto sexual, protegiendo de abrasión el mons pubis femenino...

GENITALES
Con esta parte del cuerpo femenino hemos llegado a la zona tabú principal. Como fuente de gran placer sexual, los genitales deberían ser celebrados, y, sin embargo, rara vez se emcionan en la buena sociedad. (La brillante obra de teatro Monólogos de la vagina [de Eve Ensler, estrenada en Broadway en 1997] es una excepción única a esta norma). ¿Por qué? ¿Por qué la gente es tan reacia a hablar de esta región tan importante de la anatomía femenina? Para encontrar la respuesta es necesario retroceder hasta los días primitivos.
Cuando nuestros primeros antepasados se pusieron por primera vez sobre sus patas traseras se encontraron con que, inevitablemente, ofrecían una exhibición frontal completa cuando se acercaban a sus compañeros. Antes de eso lo normal era avanzar a cuatro patas, con los genitales completamente ocultos y bien protegidos. En esas circunstancias, exhibir los genitales requería una postura especial, mientras que con la postura erguida estaban expuestos siempre que un animal humano estuviese frente a otro. Esto significaba que era imposible que un adulto se acercara a otro sin emitir un mensaje sexual. El modo de mitigar estas señales, tanto en los varones como en las hembras, fue finalmente cubrirse con cualquier tipo de prenda la región genital: había nacido el taparrabos...

NALGAS
(...) En la actualidad podemos ver menos estos reclamos de nalgas femeninas de lo que en un tiempo fue la norma. Parece probable que las hembras de nuestros antepasados primitivos tuvieran de hecho unas nalgas mucho más grandes que sus homólogas modernas. Por supuesto, no se pueden encontrar indicios de esto en los esqueletos antiguos, pero cuando miramos pinturas y esculturas de la Edad de Piedra, vemos nalgas inmensas por todas partes. Persisten desde la Edad de Piedra en el arte prehistórico de muchas culturas, aunque luego comienzan a desaparecer gradualmente, reduciéndose a las proporciones modernas, que, aunque relativamente mayores que las de los varones, son mucho menos exageradas. Estas supernalgas primitivas han suscitado muchas especulaciones.
Una posible explicación es la siguiente: nuestros antepasados primitivos se apareaban por detrás, como otros primates, de modo que las señales sexuales de las hembras prehumanas, como en otras especies, procedían de la parte posterior. Luego, mientras evolucionábamos hacia la postura erecta y nuestros músculos de la grupa sobresalían cada vez más formando las nalgas, la hinchazón se fue convirtiendo en el nuevo reclamo sexual humano. Las mujeres con una mayor hinchazón de su grupa enviaban señales, con sus nuevas supernalgas, reclamos sexuales por encima de lo normal, pero sus glúteos llegaron a ser tan grandes que de hecho comenzaron a interferir en el acto sexual que estaban promoviendo. Así que los machos solventaron el problema cambiando a la cópula frontal. Como parte de esta nueva aproximación frontal, los pechos se hincharon de manera permanente, como imitación de las grandes nalgas hemisféricas.

PIERNAS Y PIES
(...) Para algunos hombres, la obsesión por las piernas femeninas llega al extremo de convertirse en un fetichismo a gran escala (...). Un hombre "excesivamente aficionado a las piernas" no está interesado en el resto de la anatomía femenina; puede obtener gratificación, por ejemplo, acariciando un par de medias de nailon.
(...) La especialización del macho humano como cazador significaba que para él los pies más grandes eran una clara ventaja. Le eran necesarios para la caza. No hubo tanta presión evolutiva sobre el pie femenino, y, por tanto, ha quedado más pequeño y más ligero.
Fuente: El País.

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Un tiempo para todo



Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
Tiempo de nacer y tiempo de morir;
tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar y tiempo de sanar;
tiempo de destruir y tiempo de construir;
tiempo de llorar y tiempo de reír;
tiempo de estar de duelo y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntar piedras;
tiempo de abrazar y tiempo de dejar de abrazar;
tiempo de buscar y tiempo de perder;
tiempo de guardar y tiempo de arrojar;
tiempo de romper y tiempo de coser;
tiempo de callar y tiempo de hablar;
tiempo de amar y tiempo de aborrecer;
tiempo de guerra y tiempo de paz.

¿Qué provecho saca el que hace algo, de aquello en que se afana? He considerado la tarea que Dios ha dado a los hijos del hombre, para que se ocupen en ella. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; también ha puesto eternidad en el corazón de ellos, de modo que el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.

Yo sé que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse y pasarlo bien en su vida. Y también, que es un don de Dios que todo hombre coma y beba y goce del fruto de todo su duro trabajo. Sé que todo lo que Dios hace permanecerá para siempre. Sobre ello no hay que añadir, ni de ello hay que disminuir. Así lo ha hecho Dios, para que los hombres teman delante de él. Aquello que fue ya es, y lo que ha de ser ya fue. Dios recupera lo que ya pasó.

Eclesiates, 3.

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¿Diseño Inteligente?


Informe especial reimpreso de la revista Historia Natural

Puntos principales del informe
Tres proponentes del Diseño Inteligente (DI) presentan sus opiniones sobre el diseño en el mundo natural. Cada perspectiva está seguida inmediatamente por una respuesta de un proponente de la evolución (EVO). El informe, reimpreso en su totalidad, comienza con una introducción de la revista Historia Natural y concluye con una revisión sobre el movimiento del Diseño Inteligente.

Los siguientes autores contribuyeron a este informe de Historia Natural
Richard Milner y Vittorio Maestro, ed. (introducción)
Michael J. Behe, Ph.D. (DI) y Kenneth R. Miller, Ph.D. (EVO)
William A. Dembski, Ph.D. (DI) y Robert T. Pennock, Ph.D. (EVO)
Jonathan Wells, Ph.D. (DI) y Eugenie C. Scott, Ph.D. (EVO)
Barbara Forrest, Ph.D. (perspectiva general)

Introducción
Preparado por Richard Milner y Vittorio Maestro, editores principales de la revista Historia Natural

La idea de que la complejidad de un organismo es evidencia de la existencia de un diseñador cósmico fue avanzada varios siglos antes del nacimiento de Charles Darwin. Su exponente más conocido fue el teólogo inglés William Paley, creador de la famosa analogía del fabricante de relojes. Si encontramos un reloj de bolsillo en un campo, escribió Paley en 1802, inmediatamente podemos inferir que fue producido no por procesos naturales actuando ciegamente pero por un intelecto humano diseñador. De la misma manera, él razonó, el mundo natural contiene abundante evidencia de un creador sobrenatural. El argumento por diseño, como es conocido, prevaleció como la explicación del mundo natural hasta la publicación del Origen de las Especies en 1859. El peso de la evidencia que Darwin acumuló tan pacientemente, convenció rápidamente a los científicos de que la evolución por selección natural explicaba mejor la diversidad y la complejidad de la vida. "No puedo creer," escribió Darwin en 1868, "que una teoría falsa pueda explicar tantas clases de hechos."
Sin embargo, en ciertos círculos, la oposición al concepto de la evolución ha persistido hasta el presente. El argumento del diseño ha sido revivido recientemente por un número de académicos con credenciales científicas, los cuales mantienen que su versión de la idea (a diferencia de las ideas de Paley) es apoyada fuertemente por la microbiología y por las matemáticas. Estos antievolucionistas se diferencian de los creacionistas fundamentalistas en que ellos aceptan que algunas especies sí cambian (pero no mucho) y que la edad de la Tierra es mucho más de 6,000 años. Sin embargo, al igual que sus predecesores, ellos rechazan la idea de que la evolución da cuenta de la multitud de especies que vemos hoy en día. También buscan colocar su concepto (conocido como diseño inteligente) dentro del curriculum de ciencias de las escuelas.
La mayoría de los biólogos han concluido que los proponentes del diseño inteligente muestran o ignorancia o un mal entendimiento de la ciencia evolucionaria. A pesar de esto, sus propuestas están siendo escuchadas en varios círculos políticos y educativos y actualmente son el objeto de un debate dentro de la Junta de Educación del estado de Ohio. A pesar de que la revista Historia Natural no presenta o analiza a fondo en las páginas que siguen el fenómeno del diseño inteligente, aquí ofrecemos para la información de los lectores varias opiniones cortas por tres proponentes principales de la teoría, conjuntamente con tres respuestas. La sección concluye con una revisión del movimiento del diseño inteligente escrita por una filósofa e historiadora cultural quien ha monitoreado su historia por más de una década.

Declaración sobre el Diseño Inteligente
El Reto de la Complejidad IrreducibleCada célula viviente contiene muchas máquinas moleculares ultrasofisticadas.
Por Michael J. Behe

Los científicos usan el término "caja negra" para referirse a un sistema del cual se desconoce su funcionamiento. Para Charles Darwin y sus contemporáneos, la célula viva era una caja negra, pues su mecánica fundamental era totalmente desconocida. Ahora sabemos que, muy lejos de estar formada por un tipo simple de protoplasma uniforme (como creían muchos de los científicos del Siglo XIX) cada célula viva contiene muchas máquinas moleculares ultrasofisticadas.
¿Cómo podemos decidir si la selección natural Darwiniana puede dar cuenta a la increíble complejidad que existe a nivel molecular? El mismo Darwin definió el estándar cuando reconoció que "Si se pudiera demostrar que ha existido algún órgano complejo que no fue formado por numerosos y sucesivos cambios pequeños, mi teoría se desmoronaría por completo."
Algunos sistemas parecen ser muy difíciles de formar por modificaciones sucesivas. Yo llamo a estos sistemas irreduciblemente complejos. Un ejemplo cotidiano de un sistema irreduciblemente complejo es la humilde trampa para ratones. Ella consiste de (1) una plataforma o base de madera; (2) un martillo de metal, el cual aplasta al ratón; (3) un resorte con los extremos extendidos, el cual propulsa al martillo; (4) un gatillo que suelta al resorte; y (5) una barra de metal que conecta al gatillo y que sostiene armado al martillo. Uno no puede atrapar a un ratón con solo una plataforma, añadir después un resorte y atrapar a unos cuantos ratones más, después añadir la barra de metal y atrapar otros cuantos más. Todas las piezas deben estar un sus lugares antes de poder cazar a un ratón.
Los sistemas irreduciblemente complejos no parecen ser buenos candidatos a haber sido producidos por numerosos y sucesivos cambios pequeños de sistemas predecesores, porque cualquier precursor al cual le faltara una pieza crucial no hubiera podido funcionar. La selección natural solo puede escoger entre sistemas que ya están funcionando, por lo que la existencia en la naturaleza de sistemas biológicos irreduciblemente complejos representa un poderoso reto a la teoría Darwiniana. Podemos observar con frecuencia estos sistemas en los organelos de las células, en los cuales la remoción de un elemento causaría que el sistema completo dejara de funcionar. El flagelo de las bacterias es un buen ejemplo. Ellos son como motores fuera de borda que las células bacterianas usan para su autopropulsión. Tienen una hélice larga, como un látigo, que es girada por un motor molecular. La hélice está unida al motor por una junta universal. El motor está sostenido por proteínas que actúan como una base de estabilización. Otras proteínas actúan como cojinetes que permiten al eje penetrar la membrana bacteriana. Hacen falta docenas de proteínas para que obtener un flagelo operativo. En la ausencia casi cualquiera de ellas, el flagelo no funciona o no puede ser construido por la célula.
Otro ejemplo de complejidad irreducible es el sistema que permite que las proteínas lleguen a los compartimentos subcelulares apropiados. En la célula eucariótica existe un cierto número de lugares donde ocurren labores especializadas, tales como la digestión de nutrientes y la excreción de productos de desecho. Las proteínas son sintetizadas afuera de estos compartimentos y pueden llegar a sus destinos apropiados solo con la ayuda de químicos "señaladores" que prenden y apagan a otras reacciones en los momentos apropiados. Este flujo constante y regulado dentro de la célula corresponde a otro asombroso sistema complejo e irreducible. Todas las partes deben funcionar sincronizadamente o el sistema se colapsa. Otro sistema más es el exquisitamente coordinado mecanismo que causa la coagulación de la sangre.
Los libros de texto y los artículos científicos en bioquímica describen los mecanismos de algunas de las máquinas moleculares vivas que existen dentro de nuestras células, pero ofrecen muy poca información sobre cómo evolucionaron estos sistemas por selección natural. Muchos científicos admiten francamente su desconcierto acerca de cómo han podido originarse, pero rechazan entretener la hipótesis obvia: que quizás las máquinas moleculares parecen ser diseñadas porque en realidad son diseñadas.
Yo tengo esperanza de que la comunidad científica eventualmente admita la posibilidad del diseño inteligente, aún cuando esta aceptación sea discreta y callada. Mi razón para ser optimista es el avance mismo de la ciencia, la cual descubre cada día nuevas complejidades en la naturaleza, las cuales son razones frescas para reconocer el diseño inherente en la vida y en el universo.

Respuesta de la evolución a Michael J. Behe
El Defecto en la Trampa de RatonesEl diseño inteligente falla el examen de la bioquímica.
Por Kenneth R. Miller

Para poder entender porqué la comunidad científica no está muy impresionada por los intentos de resucitar el llamado argumento del diseño, uno no tiene que ver más allá que el mismo ensayo de Michael J Behe. Él afirma que los sistemas bioquímicos complejos no pueden haber sido producidos por la evolución porque poseen una cualidad que él llama complejidad irreducible. Al igual que con las trampas de ratones, estos sistemas no pueden funcionar a menos que cada una de sus partes se encuentre en el lugar apropiado. Dado que "la selección natural solo puede escoger entre sistemas que ya están funcionando" no existe ninguna forma por la cual los mecanismos Darwinianos pueden haber producido los sistemas complejos que se encuentran en las células vivientes. Y si estos sistemas no pueden haber evolucionado, ellos han debido ser diseñados. Esa es la totalidad de la "evidencia" bioquímica para el diseño inteligente.
Irónicamente, el ejemplo del mismo Behe, la trampa de ratones, muestra porqué está equivocada esta idea. Elimina dos de las partes (el gatillo y la barra de metal) y puede que no tengas una trampa de ratones pero tienes una máquina de tres partes que hace un clip de corbata o un clip de papel perfectamente funcional. Quita el resorte y tienes un llavero de dos partes. El gatillo de algunas trampas puede ser usado como un anzuelo y la base de madera como un pisapapeles; aplicaciones útiles de las demás partes incluyen una gran variedad de cosas como mondadientes, cascanueces y tablillas sujetapapeles. El punto, entendido desde hace mucho tiempo por la ciencia, es que pedazos y piezas de las máquinas supuestamente irreduciblemente complejas pueden haber tenido diferentes (pero aún útiles) funciones.
La contención de Behe de que todas y cada una de las piezas de una máquina, mecánicas o bioquímicas, deben estar ensambladas en su forma final antes de que algo útil pueda emerger, es simplemente falsa. La evolución produce máquinas bioquímicas complejas por medio de copiar, modificar y combinar proteínas previamente usadas para otras funciones. ¿Quiere ejemplos? Los sistemas en el ensayo de Behe nos sirven muy bien.
Él escribe que la ausencia de "casi cualquiera" de sus partes hace que el flagelo bacteriano "no funcione." Pero, ¿adivine qué? Un pequeño grupo de proteínas del flagelo sí funciona sin el resto de la máquina. Es usado por muchas bacterias como un dispositivo para inyectar venenos a otras células. A pesar de que la función llevada a cabo por esta parte pequeña es diferente cuando trabaja sola, aún así puede ser influenciada por la selección natural.
Las proteínas clave que aglutinan la sangre siguen este patrón también. Ellas son, en realidad, versiones modificadas de proteínas que son usadas por el sistema digestivo. El elegante trabajo de Russell Doolittle ha mostrado como la evolución duplicó, reasignó y modificó a estas proteínas para producir el sistema de coagulación de la sangre en los vertebrados.
Y Behe puede levantar las manos y decir que él no puede imaginarse como los componentes que mueven las proteínas entre los compartimentos intracelulares pueden haber evolucionado, pero los científicos que trabajan con estos sistemas están completamente en desacuerdo. En un artículo de la revista científica Cell (Célula) en 1998, un grupo de científicos del Instituto Sloan-Kettering liderado por James Rothman, describió la extraordinaria simplicidad y uniformidad de estos mecanismos. Ellos también notaron que estos mecanismos "sugieren en una forma natural como pudieron evolucionar en primer lugar los muchos y diversos compartimentos en las células eucarióticas." Parece entonces que los investigadores activos ven algo muy diferente de lo que ve Behe en estos sistemas. Ellos ven a la evolución.
Si Behe desea sugerir que las complejidades de la naturaleza, la vida y el universo revelan un mundo de significado y propósito consistente con una inteligencia divina, su punto es filosófico, no científico. Incidentalmente, es un punto de vista filosófico que yo comparto. Sin embargo, para apoyar este punto de vista, uno no debe encontrar necesario pretender que sabemos menos de lo que realmente sabemos sobre la evolución de los sistemas de vida. En el análisis final, la hipótesis bioquímica del diseño inteligente fracasa, no porque la comunidad científica se cierre a ella, sino por la razón más básica de todas: porque está abrumadoramente contradecida por la evidencia científica.

Declaración sobre el Diseño Inteligente
Detectando el Diseño en las Ciencias NaturalesLa inteligencia deja atrás una seña o evidencia característica.
Por William A. Dembski

En la vida ordinaria, las explicaciones que invocan al azar, a la necesidad o al diseño cubren todas las eventualidades. Sin embargo, en las ciencias naturales, una de estas modalidades se considera superflua. El diseño. Desde la perspectiva de las ciencias naturales, el diseño, como la acción de un agente inteligente, no es una fuerza creativa fundamental en la naturaleza. Al contrario, las causas naturales ciegas, caracterizadas por el azar y la necesidad y reguladas por leyes sin romper, son pensadas suficiente para llevar a cabo toda la creación de la naturaleza. La teoría de Darwin es un caso en particular.
¿Pero cómo sabemos que la naturaleza no necesita ayuda de una inteligencia diseñadora? Con certeza, en las ciencias especiales, desde la forénsica a la arqueología a la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI en inglés), el apelar a una inteligencia diseñadora es indispensable. Es más, dentro de estas ciencias existen técnicas bien desarrolladas para identificar la inteligencia. Esencial para estas técnicas es la habilidad de eliminar al azar y a la necesidad.
Por ejemplo, ¿cómo puede la radioastrónoma en la película Contacto (protagonizada por Jodie Foster y basada en la novela del mismo nombre por Carl Sagan) inferir la presencia de inteligencia extraterrestre en los pulsos y pausas provenientes del espacio que ellos monitorean? Los investigadores analizan las señales por medio de computadoras que están programadas para reconocer muchos patrones predeterminados. Las señales que no encajan con estos patrones pasar por el "tamiz" y son clasificadas como al azar. Después de años recibiendo señales "azarosas" que aparentemente no significan nada, los investigadores descubren un patrón de pulsos y pausas que corresponde a la secuencia de todos los números primos entre 2 y 101. Los números primos, por supuesto, son aquellos divisibles solamente por si mismos y por uno. Cuando una secuencia comienza con dos pulsos, luego una pausa, 3 pulsos, luego una pausa ... y continúa hasta 101 pulsos, los investigadores deben inferir la presencia de una inteligencia extraterrestre.
He aquí el porqué. No existe nada en las leyes de la física que requiere que las señales de radio tomen una forma u otra. La secuencia es entonces contingente en vez de necesaria. Además, es una secuencia larga y, por lo tanto, compleja. Note que si la secuencia carece de complejidad, puede ser fácilmente producida por el azar. Finalmente, no solo era compleja, pero exhibía un patrón o especificación dada independientemente (no solo era una secuencia cualquiera de números, pero una secuencia matemáticamente significativa: los números primos).
La inteligencia deja tras de sí una marca o señal característica, la cual yo llamo "complejidad especificada." Un evento exhibe complejidad especificada si es contingente y, por lo tanto, no necesario; si es complejo y, por lo tanto, no fácilmente repetible al azar; y si es especificado en el sentido de exhibir un patrón dado independientemente. Note que la complejidad en el sentido de la improbabilidad no es suficiente para eliminar el azar. Tire una moneda suficientes veces y será testigo de un evento altamente complejo o improbable. Aún así, usted no tendrá razón alguna para no atribuirlo al azar.
El punto importante acerca de las especificaciones es que ellas deben ser dadas objetivamente y no impuestas a los eventos después de los hechos. Por ejemplo, si un arquero dispara flechas contra una pared y nosotros después pintamos los blancos alrededor de ellas, estamos imponiendo un patrón después de los hechos. Al contrario, si se colocan blancos al principio ("especificados") y luego el arquero les pega con exactitud, sabemos que fue por diseño.
En mi libro La Inferencia del Diseño, yo argumento que la complejidad especificada detecta con certeza al diseño. Sin embargo, en ese libro me enfoco principalmente en ejemplos del ser humano en vez de ejemplos de las ciencias naturales. La crítica principal a este trabajo hasta la fecha se refiere a si el mecanismo Darwiniano de la selección natural y la variación al azar no son, de hecho, capaces de generar complejidad especificada. Más recientemente, en Sin Almuerzo Gratis, yo muestro que los procesos naturales no dirigidos tales como el mecanismo Darwiniano, son incapaces de generar la complejidad especificada que existe en los organismos biológicos. De esto sigue que el azar y la necesidad son insuficientes para las ciencias naturales y que las ciencias naturales deben dejar algo de espacio para el diseño.

Respuesta de la evolución a William A. Dembski
El Teatro de la Ciencia y el MisterioEl caso del agente secreto.
Por Robert T. Pennock

William A. Dembski afirma detectar "complejidad especificada" en las cosas vivientes y argumenta que esto es prueba de que las especies han sido diseñadas por un agente inteligente. Una falla de este argumento es que él quiere definir el diseño inteligente por una negativa, es decir, como algo que no es ni al azar ni por necesidad. Pero la definición es amañada: la necesidad, el azar y el diseño ni son categorías mutuamente exclusivas, ni tampoco agotan las posibilidades. Por ende, uno no puede detectar a un agente inteligente por el proceso de eliminación que él sugiere. La ciencia requiere evidencia positiva. Esto es el caso cuando uno trata de detectar la huella de la inteligencia humana, pero es especialmente cierto cuando se analiza la extraordinaria declaración de que la complejidad biológica es diseñada intencionalmente.
Sobre este tema, las analogías del arquero y del SETI de Dembski son pistas falsas, pues ellas dependen tácitamente de un entendimiento a priori del intelecto humano y de la motivación, así como de procesos causales relevantes. Una inferencia de diseño como aquella de la película Contacto, por ejemplo, dependería del conocimiento previo sobre la naturaleza de las señales de radio y de otros procesos naturales, junto con asumir que una secuencia de números primos es el tipo de patrón que otro científico escogería enviar como una señal. Sin embargo, las secuencias extrañas encontradas en el ADN son muy diferentes a las series de números primos. Dembski no tiene ninguna forma de mostrar que los patrones genéticos fueron "montados a priori" o "dados independientemente."
Dembski ha sido publicitado como "el Isaac Newton de la teoría de la información," y en sus escritos, los cuales incluyen los libros que él cita en este ensayo, él insiste que su "ley de la conservación de la información" prueba que los procesos naturales no pueden aumentar la complejidad biológica. Él no explica su caso aquí y refutarlo tomaría demasiado espacio. Sea suficiente decir que existe una conexión entre la noción técnica de la información y la entropía, de tal manera que el argumento de Dembski se destila a una reformulación de la vieja declaración de los creacionistas de que la evolución viola a la segunda ley de la termodinámica. Simplemente, esta ley dice que en el universo existe una tendencia a la disminución de la complejidad. Los creacionistas se preguntan entonces cómo pueden los procesos evolucionarios producir formas de vida más complejas a partir de unas más primitivas. Pero desde hace mucho tiempo sabemos porqué este tipo de argumento falla: la segunda ley de la termodinámica se aplica a sistemas cerrados y los sistemas biológicos no son cerrados.
En el proceso evolucionario, un aumento en la complejidad biológica no representa un "almuerzo gratis". Este aumento está comprado y pagado, debido a que la variación genética al azar está sujeta a la selección natural por el ambiente, el cual ya está estructurado. De hecho, los investigadores están empezando a usar los procesos Darwinianos, implementados en computadoras o in vitro, para evolucionar sistemas complejos y para proveer soluciones a los problemas de diseño en formas tales que están fuera del poder de meros agentes inteligentes.
Si de verdad pensáramos que la información genética es similar a las señales en la película Contacto, ¿no deberíamos inferir que fueron diseñadas por extraterrestres? Los teóricos del diseño inteligente a veces mencionan a los extraterrestres como posibles sospechosos, pero la mayoría parece tener sus ojos dirigidos a un diseñador colocado un poco más arriba en los cielos. El problema es que la ciencia requiere un modelo específico que pueda ser probado o examinado. ¿Qué fue exactamente lo que hizo el diseñador y cuándo lo hizo? Las hipótesis nebulosas de diseño de Dembski, aún si las restringimos a los procesos naturales, proveen poquísimo material que puede ser examinado, y una vez que los procesos sobrenaturales se acuñan al proceso, éste pierde toda posibilidad de ser examinado o probado.
Newton estuvo perplejo por las órbitas complejas de los planetas. Él no pudo pensar en una forma natural para dar razón a su orden y concluyó que Dios debe estar empujando suavemente a los planetas para que el sistema continuara funcionando. (Quizás es en este sentido que Dembski es el Newton de la teoría de la información.) El origen de las especies pareció ser en un tiempo igualmente misterioso, pero Darwin siguió las pistas encontradas en la naturaleza para resolver el misterio. Uno puede, por supuesto, retener la fe religiosa en un diseñador capaz de transcender los procesos naturales, pero no hay manera de poder recoger sus huellas digitales.

Declaración sobre el Diseño Inteligente
Los Elusivos Iconos de la Evolución¿Qué nos dicen en realidad los pinzones de Darwin y las moscas de la fruta penta-aladas?
Por Jonathan Wells

Charles Darwin escribió en 1860 que "parece no haber más diseño en la variabilidad de los seres orgánicos y en la acción de la selección natural, que en el curso que sigue el viento cuando sopla." A pesar de que muchas características de los organismos vivos parecen ser diseñadas, la teoría de Darwin expresó que ellas fueron en realidad el resultado de procesos sin dirección, tales como la selección natural y la variación al azar.
Sin embargo, las teorías científicas deben compaginar con la evidencia. Dos ejemplos de evidencia en favor de la teoría de la evolución de Darwin, utilizadas tan frecuentemente que yo las he llamado "iconos de la evolución," son los pinzones de Darwin y la mosca de la fruta penta-alada (de cuatro alas), del género Drosophila. Sin embargo, me parece que ambos casos muestran que la teoría de Darwin no puede dar cuenta de todas las características de los seres vivos.
Los pinzones de Darwin consisten de varias especies en las Islas Galápagos que difieren principalmente en el tamaño y la forma de sus picos. Las diferencias en los picos están correlacionadas con lo que las aves comen, sugiriendo que varias especies pueden haber descendido de un ancestro común por medio de su adaptación a diferentes comidas a través de la selección natural. En 1970, los biólogos Peter y Rosemary Grant fueron a las Galápagos a observar este proceso en el campo.
En 1977, los Grant observaron como una sequía severa eliminó al 85% de una especie en particular en una de las islas. Los sobrevivientes tenían, como promedio, picos un poco más largos que les permitieron quebrar las semillas más duras que habían sobrevivido a la sequía. Esto era la selección natural en acción. Los Grant estimaron que veinte episodios como éste podrían incrementar el tamaño de los picos lo suficiente como para crear una nueva especie.
Sin embargo, cuando regresaron las lluvias, el tamaño promedio de los picos regresó a lo normal. Desde ese entonces, el tamaño de los picos ha oscilado alrededor de un promedio a medida que el suministro de alimentos ha fluctuado con el clima. No ha habido un cambio neto y no han emergido especies nuevas. De hecho, puede estar ocurriendo lo opuesto, ya que varias especies de pinzones de las Galápagos parecen estar uniéndose por hibridación.
Los pinzones de Darwin y muchos otros organismos, proveen evidencia que la selección natural puede modificar a características existentes, pero solo en especies establecidas. Los criadores de especies domésticas de plantas y animales han estado haciendo la misma cosa por cientos de años con la selección artificial. Pero, ¿dónde está la evidencia de que la selección natural produce nuevas características en nuevas especies?
Las nuevas características requieren nuevas variaciones. En la versión moderna de la teoría de Darwin, esta variación proviene de las mutaciones en el ADN. La mayoría de las mutaciones en el ADN son dañinas y por lo tanto son eliminadas por la selección natural. Sin embargo, unas cuantas tienen ventajas, como por ejemplo, las mutaciones que aumentan la resistencia antibiótica en bacterias y la resistencia a los pesticidas en plantas y animales. La resistencia a los antibióticos y a los pesticidas son a menudo citadas como evidencia de que las mutaciones en el ADN proveen las materias primas para la evolución, pero ellas afectan solo a procesos químicos. Los cambios evolucionarios mayores requerirían mutaciones capaces de producir también cambios anatómicos ventajosos.
Normalmente, las moscas de la fruta tienen dos alas y dos "balancines," pequeñas estructuras detrás de las alas que les ayudan a estabilizarse cuando vuelan. En los años 70, los geneticistas descubrieron que una combinación de tres mutaciones en un gen individual produce moscas en las cuales los balancines se desarrollan como alas aparentemente normales. La mosca resultante, con sus cuatro alas, a veces es usada para ilustrar como las mutaciones pueden producir los tipos de cambios anatómicos que la teoría de Darwin necesita.
Pero las alas extra no son estructuras nuevas, sino duplicaciones de estructuras ya existentes. Es más, las alas extra no tienen músculos y son, de hecho, peor que inútiles. Las moscas de la fruta con cuatro alas están severamente incapacitadas, como un pequeño aeroplano con sus alas extra colgando de su cola. Tal y como es el caso con otras mutaciones anatómicas que se han estudiado hasta ahora, estas mutaciones en las moscas no pueden proveer la materia prima para la evolución.
En ausencia de evidencia de que la selección natural y las variaciones al azar pueden dar cuenta de las características aparentemente diseñadas que poseen los organismos vivos, el asunto entero del diseño debe ser revisitado. Los estudiantes deben aprender lado a lado con los argumentos de Darwin, que el diseño permanece como una posibilidad.

Respuesta de la evolución a Jonathan Wells
La Naturaleza del CambioLos mecanismos evolucionarios dan comienzo a diferencias estructurales básicas.
Por Eugenie C. Scott

Sin haber definido "diseño," Wells afirma que "muchas características de los organismos vivos parecen ser diseñadas." De allí él contrasta a la selección natural (no dirigida) con el diseño (dirigido), aparentemente tratando de retornar a la noción pre-Darwiniana de que un Diseñador es directamente responsable por la forma en que los organismos encajan con sus ambientes. Darwin propuso una explicación científica, no religiosa: la forma en que los organismos encajan con sus ambientes es el resultado de la selección natural. Como todas las explicaciones científicas, él se basa en la causalidad natural.
Wells contiende que "la teoría de Darwin no puede dar cuenta de todas las características de los seres vivos." Sin embargo, no tiene por que darla. Hoy en día los científicos explican las características de los seres vivos no solo invocando a la selección natural sino también a una serie de procesos biológicos que Darwin desconocía, incluyendo la transferencia de genes, la simbiosis, el rearreglo cromosómico, y la acción de genes reguladores. Al contrario de lo que Wells mantiene, la teoría evolucionaria no es inadecuada. Ella encaja a la evidencia muy bien.
Leyendo lo que escribe Wells, uno puede no darse cuenta de la importancia de los cuidadosos estudios de los Grant, los cuales demostraron a la selección natural en tiempo real. El hecho de que la sequía terminó antes de que los científicos observaran la emergencia de nuevas especies es particularmente irrelevante; el tamaño de los picos sí oscila a corto plazo, pero dada una tendencia a largo plazo en el cambio climático, un cambio mayor en el tamaño promedio puede esperarse. Wells también sobrestima la importancia de la hibridación en los pinzones; ésta es extremadamente rara y puede aún estar contribuyendo a una nueva especiación. Los pinzones de las Islas Galápagos continúan siendo un ejemplo magnífico del principio de la radiación adaptativa. Las varias especies que difieren morfológicamente ocupan diferentes nichos. Las explicaciones de Darwin fueron que ellas evolucionaron todas de un ancestro común y los análisis genéticos proveen evidencia que lo confirma.
Wells admite que la selección natural puede operar en una población y correctamente apunta hacia la genética para dar cuenta del tipo de variación que puede llevar a "nuevas características en nuevas especies." Pero él afirma que las mutaciones, tales como aquellas que producen las moscas con cuatro alas, no producen el tipo de cambio anatómico necesario para cambios evolucionarios mayores. ¿No puede él ver más allá del ejemplo y ver el principio? El hecho de que la primera demostración de un mecanismo genético poderoso terminó produciendo una mosca que no puede volar es irrelevante. Edward Lewis compartió un Premio Nobel por el descubrimiento de estos genes, conocidos como el complejo Ubx. Ellos tiene una importancia extraordinaria porque los genes de este tipo ayudan a explicar los diferentes tipos de planes corporales, los cuales representan las diferencias básicas estructurales entre un molusco y un mosquito, entre una esponja y una araña.
Los genes Ubx son parte de los genes HOX, los cuales se encuentran en animales tan diferentes como esponjas, moscas de la fruta y mamíferos. Ellos encienden o apagan a otros genes involucrados en, entre otras cosas, la segmentación y la producción de apéndices tales como antenas, patas y alas. Lo que específicamente es construido depende de otros genes más tarde en el proceso. Los diversos planes corporales de los artrópodos (insectos, crustáceos, arácnidos) son variaciones de los temas de la segmentación y de los apéndices, variaciones que parecen ser el resultado de cambios en los genes HOX. Investigaciones recientes muestran que los genes Ubx de las moscas suprimen la formación de patas en los segmentos abdominales, pero que los genes Ubx de los crustáceos no lo hacen. Un pequeño cambio en el Ubx resulta en una gran diferencia en el plan corporal.
Las mutaciones en estos interruptores primarios están involucradas en la pérdida de las patas en las culebras, en el cambio de aletas lobulares a manos, y en el origen de las mandíbulas en los vertebrados. La duplicación de los segmentos iniciada por los genes HOX permite la experimentación anatómica y la selección natural cierne los resultados. "Evo-Devo," el estudio de la evolución y el desarrollo, en un área muy activa para la investigación científica, pero Wells implica que todo lo que esto produce son moscas de la fruta lisiadas.
Wells argumenta que las explicaciones naturales son inadecuadas y, por ende, que "los estudiantes deben aprender...que el diseño permanece como una posibilidad." Debido a que en su lógica el diseño implica a un Diseñador, él está recomendando de hecho que la ciencia permita la causalidad no natural. En realidad, tenemos explicaciones sólidas con las que trabajar, pero aún en el caso de que no las tuviéramos, la ciencia solo tiene herramientas para explicar las cosas en términos de la causalidad natural. Eso es lo que hizo Darwin y eso es lo que estamos tratando de hacer hoy.

Perspectiva General
La Nueva Evolución del CreacionismoEl diseño inteligente trata sobre política y religión, no sobre ciencia.
Por Barbara Forrest

La infame decisión de Agosto de 1999 por la Junta de Educación del Estado de Kansas de eliminar las referencias a la evolución de los estándares de ciencia fue fuertemente influenciada por proponentes de la teoría del diseño inteligente. A pesar de que William A. Dembski, una de las figuras más prominentes del movimiento, afirma que la "detectabilidad empírica de causas inteligentes le provee al diseño inteligente el puesto de teoría científica completa," sus proponentes invierten la mayor parte de sus esfuerzos en convencer a los políticos y al público, no a la comunidad científica.
El movimiento del diseño inteligente, arrancado por el libro Darwin on Trial (1991) de Phillip E. Johnson, tomó cuerpo en 1996 en el Centro para la Renovación de la Ciencia y la Cultura (CRSC en sus siglas en inglés), auspiciado por el Instituto del Descubrimiento (Discovery Institute), un grupo de investigación teórica de Seattle. Johnson, un profesor de leyes cuya conversión religiosa catalizó sus esfuerzos antievolucionarios, ensambló a un grupo de apoyo el cual promueve la teoría del diseño con sus escritos, financiados por becas del SRSC. De acuerdo con una de sus declaraciones de misión anteriores, el SRSC busca "nada menos que derrocar al materialismo y a sus condenatorios legados culturales."
Johnson se refiere a los miembros del CRSC y a su estrategia como la Cuña, análogo a la cuña que parte al tronco de leña. Ellos quieren decir que el diseño inteligente liberará a la ciencia de las garras del "naturalismo ateístico." Los diez años de historia de la Cuña revelan sus características más sobresalientes: los científicos de la Cuña no poseen un programa de investigación empírica y, consecuentemente, no han publicado ningún dato en revistas científicas arbitradas (o en ninguna otra parte) en apoyo a sus afirmaciones sobre el diseño inteligente. Lo que sí tienen es un programa agresivo de relaciones públicas, el cual incluye conferencias que ellos o sus seguidores organizan, libros o artículos a nivel popular, reclutamiento de estudiantes universitarios a través de charlas auspiciadas por los grupos religiosos de las universidades, y el cultivo de alianzas con cristianos conservadores y con figuras políticas de influencia.
La Cuña busca "renovar" a la cultura americana por medio del enraizamiento de las instituciones sociales más importantes en la religión evangélica, especialmente la educación. En 1996 Johnson declaró: "Esto en realidad no es, ni nunca ha sido, un debate sobre ciencia. Esto se trata de religión y de filosofía." De acuerdo a Dembski, el diseño inteligente "es simplemente los Logos de Evangelio de Lucas traducidos al lenguaje de la teoría de la información." Los estrategas de la Cuña buscan unificar a los cristianos a través de la creencia compartida en la "simple" creación, buscando así, en las palabras mismas de Dembski, "triunfar sobre el naturalismo y sus consecuencias." Esto les permite a los proponentes del diseño inteligente coexistir bajo una carpa grande con otros creacionistas quienes explícitamente basan sus creencias en una interpretación literal del Génesis.
"Como cristianos," escribe Dembski, "sabemos que el naturalismo es falso. La naturaleza no es autosuficiente. ... Sin embargo, ni la teología ni la filosofía pueden responder a la pregunta evidencial de si la interacción de Dios con el mundo es empíricamente detectable. Para responder a esta pregunta debemos buscar en la ciencia." Jonathan Wells, un biólogo, y Michael J. Behe, un bioquímico, parecen ser precisamente el tipo de individuos del CRSC que le pueden dar al diseño inteligente su pasaje a la credibilidad. Sin embargo, ninguno de los dos ha llevado a cabo investigaciones para analizar la teoría y mucho menos producido datos que den reto a las masas de evidencia acumulada por biólogos, geólogos y otros científicos evolucionistas. Wells, parcialmente influenciado por Sun Myung Moon, el líder de la Iglesia de la Unificación, ganó su Ph.D. en estudios de religión y en biología específicamente "para dedicar mi vida a destruir el Darwinismo." Behe ve como la pregunta relevante si "la ciencia puede proveer espacio para la religión." En el fondo, los proponentes del diseño inteligente no están motivados en mejorar la ciencia sino en transformarla en una actividad teística que apoye a la fe religiosa.
Los seguidores de la Cuña están actualmente tratando de insertar al diseño inteligente en los estándares de ciencia en las escuelas del Estado de Ohio a través de la legislación estatal. Anteriormente, el CRSC dio publicidad a su sitio web de ciencias asegurándole a los educadores que su "curriculum Web puede ser apropiado sin tener que meterse en guerras de adopción de libros de texto," en efecto promoviendo a los educadores a saltarse los procedimientos normales. Anticipando un caso prueba, la Cuña publicó en la revista legal Utah Law Review, una estrategia legal para ganar sanción judicial. Recientemente, el grupo casi tuvo éxito en insertar a nivel federal en el Acta "Ningún Niño Dejado Atrás" del año 2001 un "sentido del Senado" que apoyaba la enseñanza del diseño inteligente. Entonces, el movimiento sigue avanzando, pero sus tácticas no son un substituto para la ciencia verdadera.
© El Museo Americano de Historia Natural, 2002.

Portada

Doce principios del budismo


1. La propia salvación es la tarea inmediata de todo hombre. Si un hombre es herido por una flecha envenenada, no deberá demorar su extracción por conocer los detalles de quien la disparó o la longitud y forma de la flecha. Siempre habrá tiempo para aumentar la comprensión de la Enseñanza durante la andadura del Camino. Mientras tanto, empieza por enfrentarse a la vida, tal como es, aprendiendo siempre por experiencia personal y directa.
2. El primero hecho de la existencia es la ley del cambio o la impermanencia. Todo lo que existe, desde una molécula a una montaña o desde un pensamiento a un imperio, pasa por el mismo ciclo de la existencia: nace, crece, decae muere. Tan sólo la Vida es continua, en busca siempre de la expresión de nuevas formas. "La vida es un puente, no construyas una casa sobre ella". La vida es un proceso de flujo y aquel que se aferra a las formas, por maravillosas que sean, sufrirá por resistir a la corriente.
3. La ley del cambio se aplica de igual modo al "alma". No hay principio en el individuo que sea inmortal y sin cambio. Sólo el Innombrable, la Realidad Ultima está más allá del cambio. Todas las formas de vida, incluyendo al hombre, son manifestaciones de esa Realidad. Nadie posee la vida que fluye en él en mayor grado que una bombilla posee la corriente eléctrica que la hace dar luz.
4. El universo es la expresión de la Ley. Todos los afectos tienen sus causas y el alma humana, o carácter, es la suma total de los actos y pensamientos previos. El karma, que significa acción-reacción, gobierna toda la existencia el hombre es el único creador de su destino final. Por el pensamiento y la acción justos puede purificar gradualmente su naturaleza interna y por propia realización obtener la liberación de volver a nacer. El proceso comprende grandes períodos de tiempo, incluso una vida tras otra en la tierra, pero al final cada forma de vida alcanzará la iluminación. 5. La vida es una e indivisible; aunque sus formas, siempre en cambio, sean innumerables y perecederas. En realidad no hay muerte, aunque cada forma deba morir. Del entendimiento de la unidad de la vida nace la compasión, el sentido de identidad con la vida en otras formas. La compasión se describe como "la Ley de las leyes -la armonía eterna-", y aquél que rompa esta armonía, sufrirá en consecuencia y retrasará su propia Iluminación.
6. Siendo la vida Una, los intereses de las partes deben ser los de la totalidad. En su ignorancia, el hombre piensa que puede lograr el éxito para sus propios intereses esta energía egoísta, y erróneamente dirigida, produce sufrimiento. Aprende de su sufrimiento a reducir y finalmente a eliminar la causa. El Buddha enseñó las Cuatro Nobles Verdades: la omnipresencia del sufrimiento; su causa, el deseo erróneamente dirigido; la supresión de la causa que es su curación y el Noble Octuple Sendero del autodesarrollo que conduce al fin del sufrimiento. 7. El Octuple sendero que conduce a la total iluminación comprende: recta visión o comprensión preliminar, recto propósito, recto modo de expresión, recta acción, recto medios de vida, recto esfuerzo, recta atención o desarrollo de la mente y, finalmente recta concentración. Como el Buddhismo es un camino de vida no simplemente una teoría, es esencial para la propia liberación el recorrer este Sendero. "Deja de hacer el mal, aprende a hacer el bien, límpiate tu propio corazón, ésta es la Enseñanza de los Buddhas".
8. La Realidad es indescriptible y un Dios con atributos no es la Realidad final. Pero el Buddha, un ser humano, se convirtió en el Totalmente Iluminado y el propósito de la vida es alcanzar la Iluminación. Este estado de Consciencia, el Nirvana, la extinción de los límites de la individualidad, se puede lograr en la tierra. Todos los hombres y todas las formas de vida contienen la potencialidad de iluminación y el proceso consiste en llegar a ser lo que eres. "Mira dentro de ti. tú eres Buddha".
9. Entre la Iluminación potencial y la real está el Camino Medio, el Octuple Sendero "del deseo a la paz", el proceso de autodesarrollo entre los "opuestos", evitando los extremos. El Buddha recorrió ese Camino hasta el final la fe requerida en el Buddhismo es solamente la creencia razonable de que donde un Guía ha pisado nosotros también lo podemos hacer. El Camino debe ser recorrido por el hombre entero, con todo su ser y no sólo con lo mejor de sí mismo, y el corazón y la mente deben desarrollarse por igual. El Buddha fue el Todo compasivo además del Totalmente Iluminado.
10. El Buddhismo atribuye gran importancia a la necesidad de la concentración y la meditación, que conducen al desarrollo de las facultades espirituales internas. La vida subjetiva es tan importante como la rutina diaria y son esenciales períodos de quietud dedicados a la actividad interior para una vida equilibrada. Los buddhistas deberán estar en todo momento atentos y con autodominio, absteniéndose de apego emocional o mental al "espectáculo transitorio". Esta actitud de aumento de atención a las circunstancias, que sabe son de su propia creación, le ayuda a mantener siempre bajo control su reacción ante ellas.
11. El Buddha dijo: "Trabaja con diligencia por tu propia salvación". El Buddhismo no reconoce sino a la intuición como autoridad para la verdad y que lo es solamente para uno mismo. Cada hombre sufre las consecuencias de sus propios actos y aprende de ello, mientras ayuda a sus semejantes en la liberación; rezar a Buddha o a un Dios no sirve de nada para evitar el efecto que sigue a su causa. Los monjes Buddhistas son maestros o ejemplos, pero en ningún sentido intermediarios entre la Realidad y el individuo. La máxima tolerancia se practica hacia todas las otras religiones y filosofías, ningún hombre tiene derecho a interferir en el camino de los otros hacia la Meta.
12. El Buddhismo no es pesimista ni "escapista", ni niega la existencia de Dios o el alma, aunque coloca su propio significado para esos términos. Al contrario, es un sistema de pensamiento, una religión, una ciencia espiritual y un camino de vida; que es razonable, práctico y lo abarca todo. Por más de dos mil años ha satisfecho las necesidades espirituales de cerca de un tercio de la humanidad. Interesa a Occidente, porque no tiene dogmas, satisface tanto a la razón como al corazón, insiste en la autoconfianza junto con la tolerancia para con otros puntos de vista, comprende la ciencia, religión, filosofía, psicología, ética y arte, y señala solamente la hombre como creador de la vida presente y único artífice de su destino.Publicado originalmente en 1946 por Christmas Humphreys

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Una Nueva Concepción de Determinismo


Al parecer, una visión renovada de las teorías y de las experiencias científicas ha comenzado en los últimos decenios a abrirse paso, vigorosamente, en oposición a la interpretación clásica, aún corregida por la Teoría de la Relatividad y por la Mecánica Cuántica. En física, por ejemplo, si bien todavía sigue vigente la interpretación "oficial", e incluso en muchos aspectos predominando, toda una corriente de epistemólogos y científicos impugnan aspectos esenciales de dicha interpretación. Entre ellos, Ilya Prigogine, Isabelle Stengers, Edgar Morin, Henri Atlan, Paul Feyerabend e, incluso el Karl Popper de: The Open Universe.
Si debiéramos calificar el contenido de la flamante corriente de pensamiento que emerge, - simplificando como es inevitable al colocar etiquetas - me atrevería a decir, que ella representa una dialectización en la conceptualización de los fenómenos naturales. No se trata, sin embargo, de una reedición, inspirada en las ciencias, de aquella filosofía materialista - fecundada por la dialéctica hegeliana - que postulara el marxismo. Este, en sus esfuerzos por conferir a su concepción materialista un sólido respaldo en los postulados científicos que le fueran contemporáneos, se dejó atrapar por la concepción dogmática imperante en aquella época entre los hombres de ciencia, que postulaban la existencia de un determinismo rígido y mecanicista. Es así, como el marxismo sacrificó aspectos esenciales de la inspiración dialéctica heredada de Hegel por un materialismo puramente mecanicista. El pensamiento dialéctico que comienza a surgir actualmente en las ciencias, en cambio, es expresión de un determinismo dialéctico sugerido en importante medida por la propia investigación científica experimental y abierto a la novedad, al azar y a facetas imprevisibles en la evolución del universo.
El reino de la identidad
Para comprender las dificultades que el ser humano ha tenido para acceder a la realidad en sus aspectos dialécticos y comenzar a aceptarla como tal, es indispensable comprender la importancia decisiva que ha tenido en el desarrollo de su pensamiento, así como de la comprensión del mundo en que le tocó vivir, la noción de identidad. Una identificación consciente de propiedades que son detectadas y/o atribuídas a la realidad (aunque sea de un modo provisorio) es una función inherente a todo acto de conocimiento. Más aún, la existencia objetiva de momentos de identidad por lo menos relativos, o sea, de igualdad consigo mismos de los objetos y/o de ciertas propiedades que los caracterizan, es indispensable al conocimiento de nuestro medio. En efecto, en un universo absolutamente cambiante, en que nada permaneciera idéntico a sí mismo ni por un instante, tanto la existencia de seres vivos como el conocimiento del mundo que algunos de ellos poseen, serían del todo imposibles. De allí la importancia básica que adquirió desde los comienzos de la humanización de nuestra especie, la capacidad de detectar y reconocer la identidad. No es de extrañarse, por lo mismo, que los más importantes sistemas metafísicos con los que se inició la filosofía en occidente, buscaran - ya sea en un plano ideal y especulativo o en la realidad misma - una entidad que permaneciera siempre igual a sí misma, en la cual pudiera asentarse el conocimiento de manera sólida y definitiva. Junto con esos primeros sistemas filosóficos apareció, muy pronto, formulado y sistematizado de manera explícita, un sistema lógico de inferencia basado en la identidad.
La ciencia experimental no hizo más que proseguir esta misma búsqueda de la identidad con métodos relativamente distintos. Su labor esencial, en efecto, ha consistido en descubrir y formular leyes verificables a través de la experiencia. Es decir, detectar identidades, repeticiones, regularidades en los fenómenos, que permitan preveerlos. Al progreso de la ciencia está íntimamente ligado el de la tecnología. Así pues, resulta que una teoría que ha estado basada, fundamentalmente, en una lógica de la identidad, se proyecta en un quehacer práctico, tecnológico, de transfomación de la realidad, que es eminentemente dialéctico, contradicción que tarde o temprano debía resolverse. Tanto más cuanto que la propia experimentación, que la ciencia utiliza para verificar o refutar sus hipótesis y teorías, es, asimismo, una interacción tecnológica y dialéctica del investigador con el medio.
Determinismo mecanicista
El propio éxito de la ciencia en sus aplicaciones prácticas, así como los remanentes de la influencia sobre ella de los viejos sistemas filosóficos metafísicos, conducen a sus representantes a sobrevalorar los aspectos de identidad detectados en la realidad y a postular, sobre esa base, un determinismo rígido y absoluto de corte mecanicista. La concepción mecanicista de la ciencia, inspirada básicamente en la física y en la astronomía, se caracteriza por toda una serie de prejuicios y extrapolaciones infundados. Enumeraremos algunos de ellos:
1) Se generaliza una tendencia reduccionista. Es decir, se piensa que fenómenos complejos, como por ejemplo, los estudiados por la biología (y aún por disciplinas como la psicología y la sociología), podrían ser explicados en tanto procesos químicos; éstos, por su parte, como fenómenos físicos; los cuales, en última instancia, se reducirían a interacciones entre partículas regidas por las leyes de la mecánica clásica.
2) Se piensa que será posible explicar todo lo que acontece en el universo por medio de unas cuantas leyes causales simples e inmutables. No se acepta la existencia de hechos azarosos o caóticos en la realidad y ellos son considerados tan sólo como "apariencias", que expresan nuestra ignorancia provisoria ante procesos demasiado complejos.
3) Las leyes científicas son consideradas como regularidades rigurosas e inmutables y las inadecuaciones entre ellas y las experiencias destinadas a verificarlas, como una consecuencia de errores humanos y/o imperfecciones de los instrumentos de medición, fallas, ambas, susceptibles de ser progresivamente eliminadas.
4) Se excluye la idea del tiempo en tanto expresión de la irreversibilidad de los procesos, marcada por el surgimiento de fenómenos inéditos, y a veces imprevisibles en su especificidad. Tanto la dinámica clásica como la relativista, hacen de la reversibilidad una propiedad esencial de toda evolución dinámica. El tiempo es concebido como tributario del espacio: se le mide en función del espacio recorrido por un móvil o señal luminosa. "La naturaleza que supone la dinámica clásica es una naturaleza a la vez amnésica, desprovista de historia, y enteramente determinada por su pasado." (1)
5) Los componentes y fuerzas que integran el universo son concebidos como simétricos: a la acción corresponde una reacción igual, a la materia igual cantidad de anti-materia, etc.
Fatalismo determinista
Las premisas enunciadas más arriba están ligadas a una concepción determinista rígida y absolutista. El tiempo como proceso irreversible, en el que surge lo nuevo e imprevisible en su especificidad, - ya sea debido a interacciones inéditas entre ciertas causas o a una perturbación infinitesimal que determinará cuál es el rumbo evolutivo que asumirá un proceso entre diversas posibilidades potenciales que le son inherentes - es considerado como una pura ilusión subjetiva. Se acepta que hay cambios en el universo, pero ellos se reducirían a la producción de lo mismo por lo mismo,..."transfomando todo lo real en una inmensa tautología." (2). Alejandro Kojeve, describiendo la concepción clásica del determinismo, expresa: ..."los representantes de la física clásica no dudaban del hecho de que todos los acontecimientos de la naturaleza son estricta y completamente determinados. Ellos no conocen, por cierto, todas las leyes que rigen la naturaleza, pero admiten que esta leyes existen, y que ellas son, en principio, accesibles al físico. La idea del determinismo clásico revestía generalmente la forma del principio llamado "principio de causalidad": en el mundo físico nada es fortuito, todo es allí previsible; todo fenómeno tiene una causa que le precede necesariamente, de manera que conociendo la causa se conoce igualmente el efecto; nada se pierde, nada se crea, la causa es conservada en el efecto." (3)
Por lo que concierne a la previsibilidad de los estados futuros del universo, en función de la concepción absolutista y rígida del determinismo que hemos analizado, nada más gráfico que las optimistas declaraciones de Laplace: "Una inteligencia que, en un instante dado, conociera todas las fuerzas que animan a la naturaleza, y la situación respectiva de los seres que la componen, y si por otra parte ella fuera suficientemente vasta como para someter a análisis esos datos, abarcaría en una misma fórmula, los movimientos de los más grandes cuerpos del universo y aquellos del átomo más liviano; nada sería incierto para ella, y el porvenir, como el pasado, estaría presente ante sus ojos." (4).
Leyes naturales sólo probables
Uno de los primeros indicios de la falsedad de ese modelo de un determinismo rígido y absolutista, así como de la creencia en la posibilidad de prever el futuro hasta en sus detalles, surgió en los intentos por verificar experimentalmente la vigencia de las leyes científicas. Es sabido, que en la física clásica se pensó que las leyes científicas regían de un modo riguroso los hechos a los que ellas se referían; que eran aplicables a dichos fenómenos de una vez para siempre; y que la inadecuación que las leyes presentaban respecto a las experiencias destinadas a verificarlas, se debía a errores o a fallas en los métodos y/o instrumentos de medición, anomalías que se irían corrigiendo, progresivamente, en la medida en que tales métodos e instrumentos se perfeccionaran. Hoy por hoy, en cambio, se piensa que las leyes científicas nos indican, a lo sumo, la probabilidad de que los hechos previstos por ellas ocurran dentro de ciertos márgenes establecidos. Y ésto, no se debería a nuestra ignorancia ni a fallas o errores en los métodos y/o instrumentos de medición. Al contrario, mientras más precisas han sido las mediciones y más perfecto se ha tornado el instrumental con que ellas se efectúan (lo que ha permitido acceder a los micro- procesos que conforman el macro-cosmos), más patente se ha hecho la validez puramente probabilística de las previsiones legales. Y lo que es aún más significativo: el carácter tan sólo probable de las regularidades de los fenómenos codificadas por las leyes de la ciencia, comienza a ser interpretado actualmente, no como un mero sistema de cálculo estadístico destinado al estudio de conjuntos de elementos cuyo comportamiento, caso por caso, sería muy complejo de analizar, sino, incluso, como una propiedad objetiva inherente a sucesos considerados individualmente. "Para Popper, el valor que toma la función de probabilidad mide la intensidad o la fuerza de la propensión que tiene un acontecimiento de producirse; la probabilidad cuantifica pues, en cierto modo, una potencialidad ligada a tal o tal sistema físico; poco importa que éste sea simple o complejo, libre o en interacción con otros sistemas." Y más adelante Popper habla de: ..."la probabilidad para que tal acontecimiento se produzca, como una propiedad objetiva ligada a dicho acontecimiento, inherente a la naturaleza de las cosas; asimismo, una distribución de probabilidad aparece como una propiedad objetiva (potencial, si no efectiva) ligada a tal o tal sistema físico."(5). El carácter puramente probabilístico de las regularidades que las leyes científicas expresan, se debe a que TODO proceso o fenómeno es una mezcla de aspectos comunes con otros procesos o fenómenos, con aspectos diferentes y específicos propios a cada uno ellos; una mezcla de relativa independencia en relación a otros procesos o fenómenos y de dependencia y modificaciones mútuas derivadas de las interacciones con ellos; una combinación de una relativa estabilidad en ciertos aspectos de la estructura de cada proceso o fenómeno, con una inestabilidad en otros aspectos; así como de persistencia, por un cierto tiempo, en la identidad consigo mismos de los aspectos "esenciales" de dichos procesos o fenómenos, con la posterior transformación cualitativa de los mismos, debido al desarrollo de las contradicciones internas o externas que los afectan. En suma, la validez sólo probabilística de las leyes científicas se debe al carácter básicamente dialéctico y contradictorio que encierran TODOS los procesos o fenómenos.
El azar y la ley
Algunos juegos de azar, analizados a través del cálculo de probabilidades (el mismo que se utiliza actualmente para expresar ciertas leyes científicas), pueden ilustrar muy bien los vínculos inseparables que unen la identidad y regularidad expresadas por dichas leyes, con una serie de fenómenos aleatorios que se oponen a esas propiedades, determinando su carácter sólo probabilístico. Así, por ejemplo, se sabe que para un gran número de lanzamientos de un dado, el cálculo de probabilidades permite establecer una regularidad estadística aproximada: cada cara del dado posee el mismo número de oportunidades de salir. Esta forma de identidad relativa, de regularidad en el comportamiento del dado, - esta suerte de ley científica del juego de dados - obedece a causas objetivas. Ella deriva, por una parte, de la simetría de las seis caras del dado (equidistantes de su centro de gravedad); y, por otra parte, del carácter irregular de los lanzamientos. La regularidad en la forma del dado (que ofrece a cada una de sus caras el mismo número de posibilidades de mostrarse), se combina con la irregularidad en la manera de lanzarlo (que en su dinámica ofrece, también, a todas las caras del dado una espectativa igual de aparecer), para determinar que, en un gran número de jugadas opere la ley mencionada. Tenemos pues, un marco de identidad relativa establecido por la forma simétrica y por la estabilidad estructural del dado, que determinan que una cara cualquiera del mismo deba aparecer, sin preferencia por ninguna de ellas. Por otra parte, el factor variable (derivado de los diferentes modos de lanzar el dado), es el que pone en acción las seis eventualidades posibles del resultado, permitiendo que opere la ley, que establece la equiprobabilidad de que cada una de las caras se haga visible en un gran número de lanzamientos.
Para precisar aún más la analogía del ejemplo anterior con la formulación probabilística de las leyes científicas, hay que señalar que la estructura simétrica y estable del dado (con las consecuencias determinantes que ella comporta respecto a la regularidad estadística en el comportamiento de éste y en la ley ya mencionada), es producto de una cantidad enorme de complejas interacciones y fluctuaciones de elementos menores, que conforman la estructura de dicho objeto. Esos micro- procesos no son tomados en cuenta en el cálculo de probabilidades destinado a establecer la regularidad estadística de la ley de este juego de azar, pues no afectan de un modo significativo la forma o el comportamiento del dado. Teóricamente, sin embargo, podría ocurrir que tales fluctuaciones e interacciones, sea como consecuencia de factores internos inherentes a la estructura del dado; sea como resultado de la influencia de factores externos, macroscópicos, lleguen a alterar la estructura simétrica del dado - incluso su carácter de tal - modificando así la regularidad expresada por la ley. Por otra parte, la decisión estableciendo que las fluctuaciones de los micro- procesos que conforman la estructura del dado, no son significativas en lo que concierne a las regularidades de la ley probabilística que expresa su comportamiento, depende, únicamente, del grado de exactitud que exijamos en las previsiones que serán efectuadas con dicha ley. Las leyes de la física clásica, que fueran cambiadas radicalmente por la Teoría de la Relatividad, permiten también prever una gran cantidad de fenómenos, sólo que dentro de ciertos límites de precisión.
Por otra parte, en la vigencia de la ley estadística que se refiere al juego de dados, la irregularidad de los lanzamientos, que ofrece, actuando como factor relativamente aleatorio, iguales posibilidades de aparición a las seis caras del dado, no puede tampoco ser de cualquier magnitud en su irregularidad aleatoria, si esperamos que dicha ley opere en el contexto en que ella fue formulada y verificada. Dicha irregularidad, debe operar en los marcos de un cierto contexto de identidad y estabilidad.
Asimismo, si lográramos a través de un sistema controlado de lanzamientos del dado, eliminar la variabilidad irregular y aleatoria de dichos lanzamientos, obteniendo de ese modo que aparezca regularmente una y la misma cara del dado; si logramos así, oponiéndonos a la simetría del dado, eliminar cinco de las seis posibilidades de sus caras a presentarse, sólo estaremos imponiendo al dado un nuevo tipo de regularidad más restringida que la anterior: una coacción legal más rígida que la precedente. No obstante, hay que señalar que esta nueva ley, que controlando la variabilidad de los lanzamientos, impone al dado la aparición repetitiva de una sola cara, no eliminaría tampoco completamente los factores aleatorios, azarosos, casuales, que influirían sobre la nueva ley impidiendo una repetición absolutamente idéntica del comportamiento del dado. Incluso, si el dado, sistemáticamente, exhibiera la misma cara prevista, él caería en ángulos diferentes y/o a distancias variables respecto a los límites de la superficie sobre la cual lo lanzamos. Y aún, si consiguiéramos controlar e imponer una conducta repetitiva más rígida a algunas de estas variables, nos enfrentaríamos siempre a otros aspectos aleatorios, - sea en relación con el medio en el cual se efectúan los lanzamientos, sea, por último, en relación con la estructura microscópica del dado o de dicho medio - que impedirían que opere una regularidad absoluta en el comportamiento del mismo.
Podemos concluir, por consiguiente, que las particularidades aleatorias (internas o externas a los procesos), que impiden la vigencia absoluta e irrestricta de cualquiera ley científica, son inseparables de ella; por otra lado, dichas particularidades, que resultan aleatorias y opuestas a la regularidad expresada por una ley, son, asimismo, inseparables de ciertas formas de identidad, - de regularidad legal - inherentes a su nivel de contingencia. Ni ley pues, sin irregularidad; ni irregularidad total, sin ley. En la actualidad, además, a las leyes científicas no se las conceptua como en el pasado, como imperativos trascendentes e inmutables o decretos divinos, que ejercerían desde el exterior su determinación sobre los fenómenos, sino como una expresión abstracta de identidades y regularidades inherentes a los propios fenómenos y a sus interacciones. Ellas son concebidas pues, como históricas, es decir, con una existencia que depende de aquellos hechos cuyas regularidades expresan de un modo abstracto. Por lo mismo, no tiene sentido hablar de leyes de la química en relación con ese plasma a altísimas temperaturas, que se supone existió en los primeros segundos del Big Bang o de leyes de la biología antes de que apareciera la vida en el planeta. Como señala Edgar Morin: ..."el orden de la Naturaleza no está más constituído por leyes anónimas gobernando de manera superior y exterior a los cuerpos del universo. El se forma al mismo tiempo que se forman los primeros cuerpos materiales, las partículas; el se desarrolla al mismo tiempo que se producen las interacciones nucleares, eléctromagnéticas, gravitacionales entre los cuerpos."(6). Ciertos procesos, con las leyes que le son propias (como la vida, por ejemplo), sólo surgen a partir de un cierto grado de complejidad evolutiva de los procesos naturales.
Muchas propiedades y leyes típicas inherentes a dichos procesos más complejos, si bien provienen de estados evolutivos anteriores, no pueden ser - en su especificidad- explicadas ni previstas, simplemente deduciéndolas de las propiedades, leyes, o fenómenos de esos estados previos de los cuales derivaron. La concepción histórica de todos los fenómenos y leyes del universo es pues, incompatible con aquellas antiguas interpretaciones de tipo reduccionista de los mismos.
La complejidad de lo real
Junto con eliminar del pensamiento científico la idea de la vigencia universal de un orden determinista rígido y absolutista, se ha dejado de concebir la constatación de la existencia de azar y de desorden en el universo como simples expresiones de nuestra ignorancia de las leyes que rigen tales fenómenos, es decir, de un determinismo oculto tras una apariencia caótica. Actualmente, se ha asumido la concepción de la realidad como algo complejo, en que coexisten el orden y el desorden, la necesidad y el azar, lo previsible y lo nuevo e imprevisible, transformándose, además, unos en otros. Edgar Morin señala: "Resulta que el viejo orden eterno-absoluto de las leyes soberanas- universales, como el antiguo determinismo laplaciano que excluía todo álea, toda incertidumbre, toda bifurcación, en el pasado como en el futuro, han muerto. Pero no la idea de orden ni la de determinación. Al contrario, la idea de orden y la idea de determinación se han enriquecido, flexibilizado, pluralizado... La idea enriquecida de orden no puede expulsar más la idea de desorden. Ella debe abrir un diálogo orden- desorden- organización. A diferencia de la explicación clásica, que arrojaba al infierno extra- científico todo aquello que no dependía únicamente de un paradigma de orden absoluto, la explicación moderna invoca un paradigma irreductible orden- desorden-interacciones- organización. De ese modo el mito del determinismo cede su lugar a la problemática de un orden que se ha hecho ineluctablemente complejo, es decir, ligado de manera no solamente antagonista, sino complementaria al desorden, el cual arroja su desafío - fecundo y mortal, como todo desafío - al conocimiento científico." (7).
En la actualidad, por otra parte, no sólo se ha constatado la coexistencia de orden y desorden en la realidad, sino a través de experiencias muy concretas, las transformaciones de fenómenos ordenados en caóticos y vice- versa. Ilya Prigogine, precisamente, obtuvo el Premio Nóbel por demostrar teórica y experimentalmente, el paso de una categoría de fenómenos a sus opuestos. Es posible, por ejemplo, mostrar como el acoplamiento de dos movimientos de un péndulo, - cada uno de ellos plenamente calculable con el viejo concepto determinista- es capaz de generar un movimiento caótico del mismo. Prigogine, asimismo, demuestra experimentalmente: ..."la formación de "estructuras disipativas" en condiciones muy alejadas del equilibrio, y en que la estructura surge a partir del caos térmico, del azar molecular." A propósito de tales experiencias, él dice: "Los conceptos de ley y de "orden" no pueden ya considerarse inamovibles, y hay que investigar el mecanismo generador de leyes, de orden, a partir del desorden, del caos." (8)
Generalizacion de lo particular
La nuevas concepciones dialécticas que se abren paso en las ciencias, valoran como un factor decisivo en la evolución de muchos procesos, la actualización y desarrollo - a partir de un estado potencial - de una contingencia, de una singularidad, la cual, en interacción con un medio favorable, se expande, convirtiéndose en propiedad común de numerosos fenómenos y, a veces, en ley de un nuevo proceso. Es el principio enunciado por Darwin en relación con la evolución de las especies: una particularidad, que se hace presente y se consolida a través de la herencia genética, dando origen a una nueva especie, sólo que ahora operando en fenómenos muy diferentes a los biológicos. Maxwell, por ejemplo, hablaba de: ..."la pequeña chispa que incendia una inmensa pradera, la breve palabra que conduce el mundo a la guerra, el pequeño escrúpulo que impide al hombre hacer lo que desea, la espora diminuta que pudre todas las papas, el pequeño gene que hace de nosotros filósofos o idiotas." (9). En el terreno de la metereología se habla actualmente del llamado "efecto mariposa", es decir, de la manera cómo la perturbación producida en la atmósfera por el ténue aleteo de una mariposa, amplificándose progresivamente en su interacción con el medio, es capaz de producir un tifón en otro punto del planeta. En el plano histórico, podría mencionarse como ejemplo, el que la transformación de la sociedad feudal, no ocurrió como consecuencia de las pugnas entre las clases sociales más importantes que existían en esa sociedad: señores feudales y siervos, ni de los aspectos económicos específicos del régimen feudal, sino del surgimiento y desarrollo vigoroso de un nuevo tipo de economía: el capitalismo; y de una nueva clase social: la burguesía, que llegó a controlar la sociedad.
La influencia que tuvo la concepción de un determinismo absolutista y rígido, - característico de la concepción metafísico-mecanicista de las ciencias en el siglo XIX - sobre el materialismo dialéctico, se manifiesta, muy especialmente, en la ausencia en él de la noción mentada de emergencia y desarrollo de particularidades significativas, como un ingrediente decisivo en la evolución de la realidad. Ello determina, en dicha concepción materialista, una visión también mecanicista de la evolución, incapaz de asimilar el surgimiento de lo nuevo e imprevisible; así como una creencia utópico- fatalista en un proceso histórico ineluctable, con etapas perfectamente definidas y, por lo mismo, susceptibles totalmente de ser previstas y delineadas anticipadamente, visión ingénua que ha sido desmentida por los hechos.
Irreversibilidad e imprevisibilidad
El carácter únicamente probabilístico de las regularidades legales con las que se prevee el futuro; las potencialidades objetivas múltiples y diferentes de desarrollo que poseen muchos procesos; así como el hecho de que, a veces, el curso que ellos asuman dependa de una singularidad que adquiere, progresivamente, importancia en su rumbo, nos exigen concebir la evolución de la realidad como un proceso histórico irreversible y, en muchos aspectos, imprevisible. Se empieza pues, a superar aquel ideal de la ..."física clásica..., de un conocimiento máximo, completo, que reduciría el devenir a una repetición tautológica de lo mismo"; y con ello,..." el tiempo deja de ser cíclico, y él comienza a poder abrirse hacia el infinito." (10).
Para la física clásica la reversibilidad de los fenómenos que ella estudiaba era una propiedad esencial de los mismos. Como señalan Prigogine- Stengers: "La reversibilidad de la trayectoria dinámica fue, en lo que le concierne, implícitamente afirmada por todos los fundadores de la dinámica, y entre otros por Galileo y Huyghens: cada vez que ellos querían explicar la relación de equivalencia entre causa y efecto, por medio de la cual ellos se proponían fundamentar su descripción matemática del movimiento, evocaban una operación imaginaria, muy bien ilustrada por una pelota perfectamente elástica que rebota sobre el suelo; ellos imaginaban la inversión instantánea de la velocidad del móvil estudiado, y describían su retorno hacia la posición inicial con restauración simultánea de lo que había producido el movimiento acelerado entre el instante inicial y el instante de la inversión. La pelota, por ejemplo, remonta a su altura inicial. La dinámica hace de la reversibilidad la propiedad de toda evolución dinámica... Lo que una evolución dinámica ha efectuado, otra evolución, definida por la inversión de las velocidades, puede deshacerlo y restaurar una situación idéntica a la situación inicial." Y en otro punto, recuerdan: "Las leyes universales de la dinámica de trayectorias son conservativas, reversibles y deterministas. Ellas implican que el objeto de la dinámica es conocible de parte a parte: la definición de un estado del sistema, no importa cual, y el conocimiento de la ley que rige la evolución, permiten deducir, con la certeza y la precisión de un razonamiento lógico, la totalidad de su pasado como de su futuro." (11). Prigogine, refuta ésto en otra de sus obras: "Podemos hoy en día percibir nuevas perspectivas. Sabemos que vivimos en un mundo pluralista, que contiene el determinismo, lo aleatorio, lo reversible y lo irreversible. Podemos identificar fenómenos deterministas como el péndulo o el movimiento de la luna en torno de la tierra; sabemos que en el caso del péndulo idealizado sin fricción, ese movimiento es también reversible. Pero por otro lado, existen también procesos irreversibles como la difusión de dos líquidos o las reacciones químicas; en fin, es necesario admitir los fenómenos aleatorios.
Pero lo que ha cambiado desde comienzos de siglo, es nuestra apreciación de la importancia relativa de esas cuatro categorías. Los físicos eran casi unánimes en la opinión que las leyes fundamentales del universo eran deterministas y reversibles. Los procesos que salían de esos marcos aparecían como anomalías, debidas a una aparente complejidad, que era atribuída a nuestra ignorancia o a nuestra falta de control sobre las variables. Ahora bien, en este fin de siglo, somos más y más numerosos los que estimamos que las leyes fundamentales son irreversibles y aleatorias, mientras las leyes deterministas y reversibles, cuya existencia no objetamos, no se aplican sino a situaciones límite: procesos "ejemplares", en el sentido en que lo son los relatos simplificados que mostramos a los niños antes de confrontarlos a los problemas reales." (12).
La irreversibilidad temporal está ligada, esencialmente, a la novedad evolutiva y ésta a la imprevisibilidad, derivada, no sólo de nuestra ignorancia de las causas que produjeran ciertos efectos, sino del surgimiento en la realidad de fenómenos auténticamente inéditos y originales. Ellos derivan de causas ya existentes (pues no hay efecto sin causa), pero se diferencian de sus causas en la especificidad de sus atributos. Esos efectos, por lo tanto, no son deductibles de las propiedades que exhiben sus causas, pues ellos resultan de interacciones nuevas y originales entre esas causas. En un universo imaginario en el que sólo existiera hidrógeno y oxígeno en estado puro, el agua con sus propiedades sería inconcebible y no podríamos preverla sobre la base de los atributos de dichos gases, hasta que se produzca la combinación específica que la origina. El agua, surge como una realidad cualitativamente diferente, que no es la simple suma o agregado de las propiedades de los gases que la generaron.
Por otra parte, la evolución que un sistema emprenderá resulta imprevisible de un modo cierto y unívoco, debido a que ella depende con frecuencia de un conjunto de acontecimientos probables, que son otras tantas potencialidades objetivas de la realidad, entre las cuales se ignora cuál va a actualizarse y a determinar esa evolución. "¿Si, a partir de una cierta distancia del equilibrio, no una sino varias posibilidades se abren al sistema, hacia qué estado evolucionará éste?", se pregunta Ilya Prigogine. Y responde: "Eso depende de la naturaleza de la fluctuación que efectivamente vendrá a desestabilizar al sistema inestable y se amplificará hasta realizar uno de los estados macroscópicos posibles." Y luego señala respecto al sistema en cuestión: "El recorrerá así el diagrama de las bifurcaciones emprendiendo un camino que constituye, hablando en propiedad, una historia: el determinismo de las ecuaciones que permiten calcular la estabilidad e inestabilidad de los diferentes estados; y el azar de las fluctuaciones que deciden hacia qué estado el sistema se dirigirá efectivamente, están ahí inseparablemente asociadas." Y luego: "En efecto, que el sistema esté en este estado singular no es deductible. Otros estados le eran igualmente accesibles. La única explicación es pues, histórica o genética: es necesario describir el camino que conforma el pasado del sistema, enumerar las bifurcaciones atravesadas y la sucesión de fluctuaciones que decidieran su historia real entre todas las historias posibles." (13).
A modo de conclusión
La superación, en el nuevo paradigma que parece abrirse paso en las ciencias, de las antiguas nociones de ley científica, de causa, de razón suficiente, de reversibilidad, de determinismo, de previsión del futuro, no es expresión de un retroceso en el terreno científico o de una invasión de éste por una total irracionalidad. La capacidad científica de previsión que fuera conquistada no cesa de acrecentarse y aún la física newtoniana, - por la parte de verdad que ella contiene dentro de ciertos límites de precisión - es utilizada para los cálculos con que se lanzan los satélites al espacio. Lo que ha entrado en crisis y comienza a ser dejado de lado, son ciertas extrapolaciones sin fundamento hechas en el pasado y basadas en conocimientos muy parciales de la realidad. No se gana en precisión ni tampoco en racionalidad respecto a las previsiones científicas, suponiendo a priori y en forma errada una vigencia irrestricta a leyes que sólo expresan la probabilidad de alcanzar el resultado previsto, o cerrando simplemente los ojos frente a cambios imprevisibles, que tienen lugar tanto en la historia social de la humanidad, como en la historia natural. Los serios trastornos ecológicos que amenazan la propia supervivencia de nuestra especie en el planeta, derivados de torpes aplicaciones tecnológicas de las ciencias, - y que hace unos pocos decenios apenas, comenzamos a percibir - constituyen una seria advertencia de lo negativo que resulta el perseverar en posiciones dogmáticas o impregnadas de un optimismo racionalista infundado.
La gran innovación que se ha iniciado con la dialectización de las actuales teorías científicas es el haber vinculado las ciencias naturales, - que parecían absolutamente extrañas a la historia y a los problemas humanos - a la noción de un tiempo irreversible, es decir, de un tiempo similar a aquel en que nos sentimos inmersos y viviendo cotidianamente. El hombre ya no es más un fenómeno casual en medio de una naturaleza a la que todo lo humano le es extraño. El nuevo paradigma implica una refutación de aquella lúgubre y lapidaria idea que enunciara el famoso biólogo Jacques Monod: "La antigua alianza se ha roto; el hombre sabe por fin que él está solo en la inmensidad indiferente del Universo, en donde él emergió por azar."
Referencias
Bibliografía
(*) Las traducciones del francés han sido hechas por el autor de este trabajo.
(1) Prigogie y Stengers (1986a) La Nouvelle Alliance (*), Gallimard, pag. 130.
(2) Henri Atlan (1981) París, Le débat, No. 14 - Juillet, pag. 85
(3) A. Kojeve (1990) L'Idée du Déterminisme', Librairie Générale Française,pag. 43
(4) P.S. Laplace (1840) Essai philosophique sur les probabilités', Paris, Bachelier, pag. 4
(5) Mario Bunge (1975) Philosophie de la physique, Seuil, pag. 93
(6) Edgar Morin (1990) Science avec conscience, Seuil, pag.201
(7) Edgar Morin (1980) Paris, Le débat, No. 6 novembre, pag.111
(8) Prigogine (1983) ¿Tan sólo una ilusión?, Barcelona, Tusquet, pag.159
(9) J.C. Maxwell. (1882) Science and Free Will. In Campbell L. et Garnett W. The Life of James Clark Maxwell, p. 443.
(10) Prigogie y Stengers (1986b) Idem, pag. 351.
(11) Prigogie y Stengers (1986c) Idem,pag. 104,105,356.
(12) Prigogine (1988) Temps et Devenir, Patiño, Suiza, pag. 152
(13) Prigogie y Stengers (1986d) Idem, pags. 229-231.


© Jorge Palacios